«GPS» es mucho más que un simple programa de ACTUALIDAD. Reúne sentimientos, emociones y recuerdos, mediante una comunicación a corazón abierto con sus protagonistas.
La protagonista de esta nueva aventura es la piedritense Agustina Depetris. Enamorada de la vida, conquista corazones desde el otro sector del mundo. GPS viaja rumbo a Malasia, a más de 15 mil kilómetros de distancia.
El destino será Kuala Lumpur, donde se encuentra la piedritense de 31 años. Porque donde sea que haya un alma villeguense, ahí estará GPS recorriedo lo más profundo de los corazones.
Primeros pasos
Agustina egresó de la Escuela Secundaria en 2010. Luego viajó a Buenos Aires para iniciar la carrera de Contadora Pública y, posteriormente, hizo el profesorado para dar clases en colegios secundarios y universidades.
Se recibió en el 2015 tras un gran desempeño en su estudio, con notas sorprendentes. En el transcurso trabajó y realizó su primer viaje al exterior junto a una amiga de la facultad. Luego de recibirse, se desempeñó como Contadora Pública en empresas y estudios contables.
Desde el jardín y hacia todo el mundo con la misma persona
Agustina se caracteriza como una fiel amante de los viajes, que se aburrió de la rutina y lo cotidiano antes de pegar el salto. «En mi casa siempre me alentaban. Pero yo no me animaba sola», dijo.
Y fue junto a su mejor amiga Victoria con quien emprendió el desafío de emigrar. «Encontré el empujón que necesitaba. Así nos manejamos entre las dos. Nos complementamos y salen locuras increíbles», expresó. De compartir recreos en el Jardín de Infantes a viajar por todo el mundo. Siempre con la misma amiga.
El comienzo de la aventura
Todo se forjó en enero de 2020, antes de la pandemia. Pero llegó el Covid-19 y los planes se vieron afectados por las restricciones de viajes. Es por ello que la idea se detuvo por dos años, aunque en el medio aprovecharon para planificar todo. Hicieron cursos de inglés para adaptarse. Y trabajaron de manera online luego de la pandemia.
Las intenciones estuvieron paradas hasta sacar la visa para hacer voluntariados en Alemania. Pero el turno para cumplir con los permisos fue en Estonia, por lo que así se produjo el inicio de esta historia extranjera.
Desde marzo hasta mayo se establecieron en Estonia, aunque no lo hicieron de manera fija porque aprovecharon para visitar distintos países de Europa como Finlandia, Suecia, Noruega, Dinamarca y Reino Unido. «Fue hermoso. No se puede creer. Aluciné con Estocolmo, me pareció divino por la nieve. Son muy distintos a nosotros, más fríos», recordó.
Estonia se encuentra en el noreste de Europa, limitando al norte con el golfo de Finlandia, al este con Rusia, al sur con Letonia y al oeste con el mar Báltico. La capital de Estonia es Tallin, una ciudad histórica ubicada en la costa norte del país, a orillas del mar Báltico. El idioma oficial de Estonia es el estonio. Mientras que la población es de 1.365.884 personas.
Instalación en tierra germana
La primera recorrida fue como turistas. Pero llegó el momento de empezar su aventura en Alemania, luego de la primera etapa. En mayo de 2022 empezó su historia en suelo germano, tal como se había acordado en el contrato.
El primer destino fue Hamburgo, donde recuperaron las valijas. Sin embargo, la idea era radicarse en la capital del país, Berlín. Aunque al principio fue complejo, debido a que no conseguían casa para establecerse. Pero encontraron un voluntariado en un pueblo pequeño del país a cambio de limpiar casas, fabricar quesos y darle comida a animales.
Luego de tanto buscar hogar en Berlín, surgió la posibilidad de asentarse en una ciudad llamada Düsseldorf. Está en la primera liga internacional en lo que a cultura se refiere, con una concentración de museos única, más de 100 galerías y una veintena de museos lo confirman. Es denominada la ciudad más moderna del país.
Fue directamente a buscar trabajo, por lo que utilizaron de nexo a Facebook para dar a conocer su necesidad. Buscaron argentinos y encontraron rápidamente. Un grupo de amigos las invitaron a comer un asado y allí forjaron un lazo entre todos. Empezaron a trabajar en limpieza de casas.
Estuvo en Düsseldorf durante nueve meses. Junto a los amigos que conoció en tierras alemanas visitó Grecia, Países Bajos, Luxembrugo, España, Francia, Suiza y Turquía. Su madre la visitó y eso sirvió para recargar energías.
Los clientes con los que trabajó Agustina fueron amables y confiables. En este sentido, contó que el nivel de vida en Alemania es muy diferente al de Argentina desde lo económico.
Transcurso por Italia
Ingresó a Italia para terminar con la ciudadanía, el pasaporte y la carta de identidad. El resultado fue positivo, después de alojarse en un pueblo de 700 habitantes entre Turín y Milán. En este tiempo fue ayudante de cocina en un bar.
La dificultad fue la separación de su amiga por cuatro meses, debido a que los trámites por la ciudadanía no se completaban. El desafío fue doble por la complicación que resultó el idioma italiano, tan parecido y distinto a la vez del español. «Me la pasaba en el curso de italiano y en el bar. Fue difícil», fundamentó la piedritense. En este tiempo visitó un pueblo donde nacieron y vivieron sus bisabuelos.
Visita fugaz por Argentina y un destino exótico
Entre Agustina y su amiga Victoria decidieron volver por cuatro meses a Argentina. Regresaron a suelo piedritense después de mucho tiempo. Aprovecharon para reecontrarse con familia y amigas.
Pero la idea siempre fue seguir viajando por el mundo. Retornaron a Italia, con el objetivo de buscar nuevos destinos para vivir. Fue allí que surgió la posibilidad de asentarse en el sudeste asiático por curiosidad.
El primer viaje fue rumbo a Tailandia. «Parece otro mundo. Todo es muy barato. Era distinto, pero lindo. Me gustaron mucho las playas. También me encantó Bangkok, la capital del país. Luego nos fuimos para el norte. Mi sueño era conocer Bali, en Indonesia; y lo pude conseguir. Pasamos por Vietnam, Camboya y Singapur».
Proceso de adaptación
Es difícil dar el primer salto y salir de la zona de confort, pero más complejo aún es comenzar su vida en una cultura totalmente diferente y alejada de sus seres queridos. Agustina reveló que se fueron acostumbrando sobre la marcha. Todo fue improvisado, sin nada planificado en lo previo.
En ningún momento se le cruzó por la cabeza pegar la vuelta a Argentina: «Siempre estuve muy bien. Me he adaptado a todos los lugares donde me ha tocado estar. Por suerte me mantuve cómoda en todo momento. El permanente contacto con argentinos me ayudó mucho. Aunque se extraña siempre».
Planes para el futuro
La idea, en principio, es aprovechar la situación para seguir recorriendo ciudades de Malasia. Luego deberá hacer parada en Jordania por tres días en su vuelo a Italia. Se quedará provisoriamente en suelo tano por la facilidad de tener pasaporte y ciudadanía de dicho país.
Por el momento no está en los planes volver a Argentina. En la agenda aparece seguir viajando por el mundo. «Nunca descarto regresar ni cierro las puertas. Pero si me preguntás, hoy en día me quedo en Malasia y sigo viajando», reveló.
Conclusión
Luego de hacer un balance sobre todo lo vivido, Agustina armó su ranking de los mejores lugares que recorrió: en primer lugar colocó a Bali, después eligió a Estocolmo y cerró su podio con Edimburgo. De todas las ciudades donde estuvo, escogió a Bolonia y Barcelona para vivir. Mientras que el único lugar que se arrepintió de visitar fue Malaca.
Con respecto al estilo de vida que eligió, dijo: «Rescato mucho los lugares hermosos que conocí. Me dió mucha independencia. Siento que cambié un montón. Me abrió la cabeza. No soy la misma. Tengo menos miedos y aún me sigo descubriendo. Hay otra Agustina desde que aterricé».
Ha recorrido infinidad de países y culturas. Pero ella sigue siendo la misma. Con simpleza, humildad y mucho brillo, Agustina triunfa en la otra parte del mundo. A miles de kilómetros de sus tierras, pero con la bandera piedritense en el corazón hacia todos lados.
Una muestra de que la vida da mil vueltas. Pueden existir planificaciones y objetivos. Pero nada es de manual. Nada está escrito. Hay que perseguir los sueños. Hay que ir por ellos. Así como lo hizo Agustina. Así como lo hacen todos los que pasan por este maravilloso programa llamado GPS.