En sus 67 años Román Alustiza nunca imaginó este presente. Si bien siempre soñó con ejercer el periodismo, anhelo que pudo concretar, no había pasado por su mente la posibilidad de escribir un libro, inquietud que se despertó a partir de la sugerencia de sus hijas, María y Violeta.
Pero éste no es un libro cualquiera. Es una obra que refleja recuerdos y anécdotas de «su» club, Atlético Villegas, con historias que fueron despertando emociones en el proceso y que, espera, también las despierte en la familia académica.
Fue en un almuerzo compartido con María y Violeta en Recoleta, Buenos Aires. Contándoles anécdotas, sus hijas reían ante cada una de ellas y coincidieron en decirle: «¿Por qué no escribís un libro papá?». A partir de allí la posibilidad se convirtió en algo concreto, con todo el trabajo que eso trajo consigo. «Yo no soy escritor», aclara Román.
Reconoce que no fue una tarea fácil, pero ahora, con el libro ya editado y con un buen número de ventas de manera online, ya está pensando en el próximo, «¡porque me quedaron muchas cosas por contar!», dice.
«El Atlético», así se llama el libro que este viernes 19 de julio se presenta en el Bar «La Academia», en Corrientes y Callao de la ciudad de Buenos Aires, donde, entre otros, confirmó su presencia Francisco «Pancho» Ferraro, ex DT de Atlético Villegas, quien escribió el prólogo de la obra.
Más adelante, el viernes 2 de agosto, será oficialmente presentado en la sede de la institución local, ante dirigentes e hinchas, con invitación abierta a toda la comunidad.
¿Quién es Román Alustiza? y ¿qué es?
Un tipo como cualquiera, normal, apasionado, que vive todo intensamente. Desde las relaciones de pareja, amistad, deporte, todo. Uno por ahí tendría que «bajar» un poco, pero me cuesta. Ya si no lo hice a esta edad… ¿Y qué soy? No sé… Creo que al estar desde hace más de 20 años en la radio, la gente me identifica más, pero no represento nada. La magia de la radio existe, sobre todo cuando uno va a reuniones en los pueblos, viene la gente y te dice que te escuchan en Actualidad. A la gente le parece que uno está en Continental; y no es así (ríe).
¿Cómo nació el periodismo en vos?
En realidad siempre estuvo adentro mío. Perdí a mi viejo cuando tenía 16 años, yo ya pensaba en ser periodista y mi papá me decía: «te vas a cagar de hambre», hablando mal y pronto. Pero bueno, uno decide hacer lo que quiere y tiene ganas. Cuando me mudé a Buenos Aires empecé a trabajar en un banco, después en otro. El periodismo siempre estuvo dando vueltas, pero no tenía tiempo. Hasta que un día, un amigo que cubría partidos de la B para el diario La Prensa, me dijo si quería ir con él. Ahí me entusiasmó, pero había que ir a las canchas como Temperley, Los Andes en Lomas de Zamora, El Porvenir, etc. Había que ir, hacer la formación de los equipos, los goles, el árbitro, la recaudación y una breve síntesis del partido. Volvías de la cancha, tomabas el tren a Constitución, ibas al centro, a La Prensa y a la redacción, a esas enormes salas con máquinas de escribir. Estuve ahí un año y pico, pero yo estaba pendiente de lo que pasaba con Morón (club del que es hincha), prefería estar viendo a Morón los sábados. Eso hizo que dejara; y esos fueron mis primeros pasos. Después, en 2004, cuando estaba en la comisión de Atlético, el Gallego (Jorge Arias) me dijo que tenía que armar un equipo deportivo para Actualidad y si me animaba a comentar los partidos. Él dice que yo lo miré, paralizado, y le dije: «es el sueño de mi vida». Y ahí arranqué con el periodismo, pude cumplir mi sueño y empecé a los 40 y pico de años, ya era grande.
¿Qué es la familia para vos?
La familia es todo, es el sostén, el motor. Mi mujer, Roxana, me acompaña en todo y me banca en todas mis locuras. Mis hijas, mis nietos, mis primos, mi hermana… La familia es todo.
¿Y qué lugar ocupa Atlético Villegas en todo eso?
El Club Atlético es parte de mi vida. Está totalmente integrado a la familia. Lo viví desde chico con mi papá y mis tíos. Raúl Malbrán, el fundador, era mi tío. Aprendí a nadar en la pileta de Atlético y debo haber aprendido a caminar en la cancha. Iba todos los domingos a ver a Atlético. Jugué en segunda y en algunos partidos amistosos en primera. Oficialmente no jugué un minuto. Y cuando tuve la posibilidad de jugar en primera, me llamaron de Sportivo. En uno de los capítulos del libro cuento por qué no fui. Yo tenía dudas. Mi papá había muerto, tenía 17 años y no sabía qué hacer. Me parecía que era una traición ponerme otra camiseta. Yo me había ido a estudiar a La Plata Agronomía. Le pregunté a mi tío, «Macho», que bajó la cabeza, se quedó unos segundos que fueron eternos para mí, me miró de nuevo y me dijo: «mirá si viviera tu padre». Ahí se terminó todo. Viajé igual los fines de semanas a Villegas a jugar en la segunda de Atlético. Ese año salió campeón en primera y en segunda. Fue maravilloso.
¿Cómo llegó la inquietud de hacer un libro sobre Atlético?
Siempre hablamos de anécdotas en el club, con amigos. Siempre salen cosas en la mesa de café, con cosas que uno ha vivido, ha sido protagonista; y otras que te han contado o leído. Un día, comiendo con mis hijas en un bar, en Recoleta, les conté algunas a las dos y se rieron mucho. Me dijeron las dos, casi al unísono, que tenía que escribir un libro. Y ahí arranqué todo. Empecé en 2019, antes de la pandemia. Pero uno no es escritor, es un entusiasta de la narrativa y entonces todo cuesta más. Fui recopilando datos, leyendo cosas y salió el libro. Podría haber sido más largo, pero fue mucho trabajo y dije ‘hasta acá llegué’. Ya pensaré en otro. Quedó lindo, divertido y hasta me parece mentira que esté editado.
¿Cuál es el contenido del libro?
Tiene más de 30 anécdotas y también datos estadísticos, como por ejemplo todos los campeonatos, los presidentes, los cantitos de hinchada desde que yo era chico hasta nuestros tiempos. Tiene 220 páginas y se editaron 300. En dos días se vendieron más de 50 libros, porque hay una preventa y la gente que lo compra deposita en la cuenta del Club Atlético. Vale 30 mil pesos. Todo lo recaudado va a ser para el club. Este es un segundo libro en realidad, porque el primero lo editó Enrique «Quito» Specogna, cuando Atlético cumplió 80 años. Él recopiló toda la historia. Y alguna anécdota, mejorada, saqué de ese libro. Son cosas que leo y digo que hoy no podrían pasar, porque es todo muy distinto.
¿Qué emociones surgieron durante la escritura del libro?
Fue conmovedor. Disfrutaba al escribir, pero también renegaba porque quería mejorarlo. Pero hubo quien me ayudó a corregirlo, alguien muy amigo mío. La emoción es inmensa, sobre todo ahora que está editado. Yo no lo puedo creer. Es una parte importante de mi historia, porque Atlético es parte de mi vida.
Además del fútbol, ¿qué otros placeres tiene la vida para vos?
Pasan por la familia. Hoy, aparte de mi mujer, mis hijas y los viajes, que disfruto mucho; los nietos ocupan un lugar muy importante. Uno hasta que no es abuelo no se da cuenta. Pía que tiene 12, Santiago y Valentino que van a cumplir 7 y Joaquina que tiene 16 meses. Es maravilloso compartir el tiempo con ellos. Lo que uno no hizo con los hijos, lo hace con los nietos.
¿Atlético Villegas es un club de amigos?
Sí, sin dudas. Yo tengo muchos amigos; y muchos que no son de Atlético.
¿Un pasatiempo?
Cuando era chico, juntar estampillas. Después, coleccionar monedas y billetes de distintos países. Hoy, son las medallas y autitos de escala 1.4.3 del Turismo Carretera. Tengo más de 100. Y los libros. Leo mucho. Tengo una biblioteca con más de 600 libros. El 30% todavía está sin leer.
¿Un sueño?
Viajar al País Vasco. Creo que lo voy a poder cumplir. Viajar a Idiazabal, que es donde nació mi abuelo.
¿Cómo ves hoy a Atlético, comparado con el de otros tiempos?
Atlético explotó con la llegada de Ado Irasola y Eugenio Leporati. El club se fundó en el ’22 y siempre le digo a Ado que cuando llegó él, antes de la pandemia, se refundó. Aparecieron muchas disciplinas, era un club de fútbol y hoy es un club con fútbol. Y sigue creciendo, con un aporte económico muy importante, porque con una cuota social de tres mil pesos nadie puede crecer. Atlético hoy es un club modelo por la función social que cumple.
¿Cómo será la presentación del libro en Buenos Aires?
La presentación oficial va a ser el 2 de agosto en el club. Pero como tengo que viajar a Buenos Aires a buscarlo, se hace una presentación previa ahí este viernes 19 de julio. Pancho Ferraro escribió el prólogo del libro. Un director técnico emblemático. Una carrera meteórica. Llegó de Pico a Atlético, después empezó a dirigir en primera y después dirigió a Messi en el primer campeonato que gana como juvenil en Holanda, en 2005. Pancho siempre estuvo en contacto con el club, y yo con él. Va a estar en Buenos Aires y también hablé con ex jugadores que van a estar, además de otros invitados. Va a ser en el bar que se llama La Academia, en Callao al 300, por el nombre.
¿A quién le dedicarías el libro?
Se lo dedicaría al Negro Elicegui, que no está. Fue un referente como jugador y después como profesional. Casi te diría que en su totalidad las obras de Atlético tienen su impronta. Nunca cobró honorarios y siempre estaba para el club. Él quería verlo campeón en el 2023 y se fue antes del campeonato, no lo pudo ver. También podría dedicarlo a Pancho Ferraro, por todo lo que significó para Atlético. Con él hay anécdotas que son increíbles, que no están en el libro. Él vino a Villegas en un Renault 12 usado y lo dejaron a pie. Le rifaron el auto y a fin de año, con la rifa, le compraron un Renault 12 nuevo.
¿Imaginaste alguna vez este presente?
No, porque uno no mira tanto para adelante. Pero esto de escribir un libro no. Arranqué en 2019, pero antes nunca se me había ocurrido. Ahora pienso que tendría que seguir. Cuando me recupere de este final, que terminé extenuado porque no es lo de uno, estaría bueno hacer otra cosa, seguramente para el lado del deporte.
¿Alguien a quién agradecer?
A Guille Labarta, mi sobrino, por el diseño del libro. A Eugenio y Ado, que sin el apoyo de ellos no hubiera sido posible. A los que me ayudaron. A mis hijas, Violeta y María; y a Rosana que me acompaña. El recuerdo para Quito Specogna por ese primer libro, que es casi la biblia de Atlético; y para el Negro Elicegui, a quien tengo muy presente.