22 C
General Villegas
miércoles, noviembre 13, 2024

Nicolás Pasquali, el villeguense que lleva su pasión artística por el planeta

spot_img
spot_img
spot_img

GPS es mucho más que un simple programa de ACTUALIDAD. Reúne sentimientos, emociones y recuerdos, mediante una comunicación a corazón abierto con sus protagonistas.

79 historias, recorridos aventuras que vivimos en el programa de los villeguense. Los desafíos que cada uno de los nuestros debe atravesar en otra parte de este pequeño planeta azul. Aquellos que se fueron por algún motivo. Algunos, con el sueño intacto de regresar. Otros, habiendo encontrado su lugar en el mundo.

En esta oportunidad, el protagonista es Nicolás Pasquali, de 33 años, quien desde 2019 cumple con su sueño de viajar por el planeta. Egresado del Instituto María Inmaculada de en 2009 y con muchas cosas por contar. Esteban Mutuberría sobrevuela el charlo y viaja a la fría madrugada nórdica. Desde Dinamarca y dónde abunde un alma villeguense, ahí está GPS.

Primeros pasos

Con buenos resultados en las materias artísticas y literarias en la secundaria, eligió el camino del cine para estudiar. Por lo tanto, se inscribió en la Universidad del Cine, ubicada en San Telmo. «No fue una buena decisión», respondió el joven.

«Lo que siguió fue un derrotero vertiguinoso de diferentes propuestas académicas que acabó con la Licenciatura en Comunicación en la Universidad de San Andrés, ubicada en Victoria. La terminé en diciembre de 2018», recordó el villeguense.

Allí tuvo su primer viaje a Europa, con la intención de hacer la ciudadanía italiana para emigrar y establecerse. De hecho, recibió la llegada del 2019 en Bolonia, ciudad de Italia.

Una elección llena de curiosidad y desafíos

«Siempre hablamos con amigos argentinos sobre que la salida está en Ezeiza, por la coyuntura económica y política del país. Siempre existe esa cosa de ir a formarte a Europa y aprender. El continente siempre tiene el mote de ser un lugar ideal», opinó. Sin embargo, reveló que el deseo de emigrar tuvo que ver con la curiosidad, intriga e interés de Nicolás.

Sintió muchas ganas de aprender, luego de un proceso en Buenos Aires. Debió resignar afectos familiares, estabilidad económica y comodidad social, por uno de esos desafíos que da gusto afrontar. El 2019 fue el año en que se estableció, por primera vez, en territorio europeo.

«Mi objetivo estaba claro. Estuve viajando seguido a Europa y Estados Unidos. Fuí construyendo un deseo a lo largo de los años. Cuando me egresé, tomé la decisión final», aseveró.

Con respecto a de qué manera afrontó su familia la decisión de emigrar, respondió: «Subrayo el respeto y el amor incondicional de mis padres, con las decisiones que tomé a lo largo de mi vida. Siempre conté con el apoyo de todos. No solo respetaron, sino que celebraron. Siento que les dolió, porque me fuí. Pero me brindaron todo su acompañamiento. Tuve esa suerte. Me dieron apoyo material y emocional. Fue más importante lo mental. Esa banca no se consigue en todos».

Primeras experiencias y aventuras en Italia

«Decidí tomarme el viaje con una mirada antropológica. Hay un método de la observación participante. Escribí mis tesis sobre estos temas. Supone meterse en familias y participar de ese núcleo. Entonces, cuando llegué a Italia, opté por ser niñero dentro de casas particulares. Fue una buena decisión», contó. Llegó a Bolonia por ser céntrica y juvenil, se desempeñó laboralmente y consiguió la ciudadanía en menos de seis meses.

Luego de asentarse en Bolonia por poco tiempo, debido a que no lo convenció, se mudó a Colli Euganei, un suburbio extraordinario ubicado en la provincia de Padua. Se trata de un grupo de colinas de origen volcánico que surgen, como si fueran un archipiélago, de la llanura padano-véneta.

«Era una familia con una configuración diferente. Había una madre divorciada, con dos hijos gemelos de once años. Me divertí por completo. Ella hablaba español. El idioma italiano es difícil de aprender. Pero lo logré cuando llegué a Padua. Lo hablaba de forma muy fluída», explicó.

Aires diferentes en territorio germano

El cambio fue notorio. Nicolás pasó de vivir dentro de una familia italiana a establecerse en el núcleo de una sociedad alemana, con todas sus diferencias culturales. «Lo que yo noté es que no me gustó mucho. La cultura italiana tiene mucho que ver con la nuestra. Y, en Múnich, de las ciudades más latinas, había un condimento muy duro. El nazismo surgió en Múnich. Y cuando caminaba, no me extrañaba eso. Es todo muy frío y desapegado», detalló.

La experiencia familiar tampoco fue la mejor. «El vínculo en Italia fue mucho mayor. Todo muy lindo con el desarrollo económico en Alemania. Pero están lejos de ser afectivos y cariñosos, incluso con su propia familia. Igual es una ciudad espectacular, de eso no tengo dudas. Es increíble», subrayó. La pasantía alemana duró apenas tres meses. En la primera etapa como extranjero, siempre se desempeñó como niñero.

Destinos finales

El siguiente hogar del villeguense fue Rotterdam. Es una ciudad situada en la parte occidental de los Países Bajos, la segunda más poblada del país y un importante centro comercial, donde se encuentra uno de los puertos más activos del mundo. No es famosa por su patrimonio histórico, ya que la mayoría de los lugares antiguos fueron destruidos por los bombardeos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, sino más bien por su aspecto moderno y vanguardista. Luego, vivió poco tiempo en Hamburgo, Alemania.

Finalmente, se trasladó a Copenhage, norte de Dinamarca, donde radica en la actualidad. Nicolás definió a la capital: «Es una ciudad perfecta, muy ordenada y tranquila. Todo es tan ideal que a veces parece que vivo en un truman show, haciendo referencia a la película de 1998. Al no pasar nada, la sensación es que algo malo puede suceder. A veces, lo fascinante paraliza. La gente es muy hemogénica. La seguridad, la salud, la naturaleza y la educación, son factores maravillosos de la ciudad».

Proceso de adaptación

Actualmente se desempeña como mánager en una cafetería, donde controla el pago de las cuentas y otras cosas. Anteriormente, dio clases de yoga. Mientras que próximamente, será el turno de enseñar literatura y filosofía, lo cual lo hará en inglés en un establecimiento muy prestigioso del país. Además de Copenhage, vivió en Aarhus, la segunda ciudad más grande de Dinamarca. «Me gustaría vivir en una ciudad del interior, para ver si hay mucha diferencia con las centrales», manifestó.

En cuanto a los ciudadanos daneses, el villeguense sostuvo: «Son amorosos y amables, pero nunca te van a invitar a hacer nada. Pero son lo más. Son moderados. Tienen una elegancia natural mucho más desarrollada que los holandeses o alemanes. Son muy amables. Tiene que ver con el contacto con su propio cuerpo. Copenhage funciona como una gran ciudad capital y el interior, similar a Argentina. Todo pasa por la capital. Es una ciudad de la moda. Al principio era periférico. Manejan un estilismo muy fuerte».

Con respecto al clima nórdico, declaró: «No pasé todavía el invierno, lo hice en Holanda. Me encanta esa estación. El cielo en verano me desequilibra un poco. Me gusta pensar, escribir y leer. Entonces, me sirve más los días nublados con cielos gramáticos. Team invierno, siempre. Este país está muy preparado desde lo cimático. Supongo que tiene que ver con los lazos que uno puede generar. Y yo lo hice. Trabajé con mucha gente joven. Soy muy social».

Planes para el futuro

Proximamente, Nicolás tiene como objetivo estrenar un libro que, por el momento, se encuentra en desarrollo. «Es una novela de aprendizaje. Es un género típico del siglo XIX, donde el personaje atraviesa la llegada a la adultez, con todo lo que implica. Siguiendo la tendencia con la auto ficción, usaré elementos de mi propia vida para contar lo que deba. Estoy trabajando con un profesor de escritura para crear ese narrrador que pueda articular esos fragmentos de manera coherente», señaló.

Sin tanta planificación, Nicolás reveló que no piensa en el futuro y quiere dejarse llevar por las sorpresas que le dé la vida. «El polvenir es incierto. No quiero pensar mucho, porque el futuro es vertiginoso», esclareció.

En este contexto, contó que nunca cierra las puertas a un posible regreso a Argentina, su país de origen. Pero, al mismo tiempo, dijo que por el momento no piensa en volver, ya que le queda mucho camino por recorrer en Europa. También mencionó que le gustaría vivir Asia, tanto en Japón como en la India.

«Hay mucho para aprender. El mundo es tan pequeño, pero a la vez tan grande. Argentina pasa un momento económico muy complicado. Eso afecta a mis gustos. Volveré de visita por ahora. Las condiciones no están dadas. Es un lindo desafío vivir en el extranjero. No es todo color de rosas tampoco», agregó.

Conclusión

«Este camino te enseña el desapego. Saber que cuando uno vive esta vida, tiene que estar preparado. El mundo te lleva a muchas partes. Te pone en un estado de alegría difícil. Va a llover, pero uno tiene que avanzar detrás de ese objetivo. Mi objetivo es la expansión de la conciencia y la conexión de la alegría. Es una búsqueda. A veces con vértigo, otra veces no. Pero siempre con una sonrisa avanzando hacia ese porvenir incierto», expresó.

Una vez más, GPS brilló con un villeguense capaz de emocionarnos y abrirnos la cabeza. Porque quién dijo que escuchar está de más. A veces, las mejores historias surgen con motivación compartida. Con una profunda reflexión del recorrido, Nicolás nos llena de entusiasmo y confianza para afrontar los caminos de la vida.

Irse del país, de sus tierras, culturas y afectos familiares, no es sencillo para ninguno. Por eso, GPS brinda la gran posibilidad de contar sus experiencias en el extranjero y conectar con los villeguenses, entendiendo que nos representa una misma bandera. Con simpleza y una luz radiante, Nicolás ilumina a quien se cruza en su camino. ¿Y de dónde sos? De General Villegas, claro.

spot_img