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Porque pueden pasar meses, años o décadas fuera de sus tierras. Pero todos tienen un mismo punto de origen, el del noroeste de la provincia de Buenos Aires. Fue allí donde comenzó a gestarse cada historia de los ochenta protagonistas de esta aventura.
Tomás Pugnaloni es el encargado de contarnos su experiencia europea en la fría madrugada neerlandesa. Apenas diez meses del otro lado del charco, pero muchas historias por contar y miles de capítulos por escribir a sus 27 años.
Primeros pasos
Tomás egresó en el Instituto María Inmaculada (IMI) en 2014. Luego, se mudó a Río Cuarto, Córdoba, para comenzar sus estudios universitarios. Optó por la carrera de Microbiología pero hubo cambios, ya que prefirió estudiar Biología en primera instancia y luego decidió estudiar por cuenta propia. Después, empezó a trabajar en la parte de computación.
La idea de emigrar siempre estuvo, pero había que darle forma y construirla con el tiempo. En el colegio secundario debió realizar un árbol genealógico, lo cual lo llevó a hacer una investigación familiar. «Tomé conciencia de personas que viajaron medio mundo y terminaron en Argentina. Antes, no lo sabía. Sentí que podía conocer esa historia en carne propia. Me dio curiosidad y quise conocer más al respecto», explicó.
Detrás de sus raíces
Hace algunos años, junto a sus hermanos, investigaron la posibilidad de hacer la ciudadanía italiana, lo cual implicaba conocer de qué pueblo eran y en qué barco habían llegado los antepasados. «La sangre de cada uno te abre la oportunidad. Uno está vinculado de alguna manera a eso. También hubo algunos factores en Argentina que, más allá del deseo, hicieron conveniente esta chance», declaró.
La decisión no fue tan difícil de tomar para el joven, ya que emigró con el pensamiento de volver en breve, algo que no ocurrió hasta el momento y no está en sus planes. «Uno planea una cosa y la vida te lleva por otro rumbo. Sigo teniendo la intención de volver, pero con otra perspectiva y madurez», agregó.
Su madre se mostró muy contenta con la proyección y planificación de su hijo, aunque sea en otras tierras. Pero a otros les costó mucho más la idea de partir lejos de su familia. «Creían que me iba y no sabrían más de mí. Esa idea está instaurada aún, como si nos manejáramos con cartas. Pero es un esfuerzo tratar de seguir conectado, aún con la diferencia horaria. No es tan fácil como se piensa previamente. Hay momentos donde la distancia se nota. En el balance general, la recepción fue muy positiva», comentó.
Italia, una tierra especial
Hubo un proceso de investigación post aterrizaje, que duró siete meses en suelo tano: analizó las leyes, tradujo los detalles importantes y observó las experiencias de otros extranjeros. «Eso también fue parte del proceso. Lo disfruté mucho. Me hizo agarrarle más cariño al país. Hacerlo de esa manera produjo que pueda sentirlo como un proyecto propio. Quería que tuviera otro significado», expresó.
Las estadísticas arrojan que los argentinos de ascendencia italiana total o parcial son aproximadamente 30 millones de la población argentina, o el 60% de la población total del país. »La burocracia de ambos países son similares. Hay mucha información y gente que está dispuesta a ayudar. Uno siempre encuentra a otros argentinos que orientan. Varios villeguenses que estaban en Italia me proporcionaron ideas», manifestó.
¿Cómo es Italia?
Tomás no estudió en profundidad el idioma italiano y, una vez llegado, lo sintió. Esto se debe a que fue con un italiano básico y se basó más en el idioma inglés, aunque se dio cuenta de que ninguno lo empleaba en el sur del país. «Después me fui acostumbrando. Hay muchos dialectos», contó.
En cuanto al ciudadano italiano, reveló: «Son personas muy agradables y cercanas. Me veían con el mate y se daban cuenta de que era argentino. Muchos italianos tienen familiares viviendo en Argentina. No sentí ningún tipo de rechazo. O por lo menos no lo noté».
Aunque las últimas causas son controvertidas, los historiadores económicos coinciden en que una causa inmediata clave de la división Norte-Sur de Italia es la distribución desigual de la industria y la economía, que se concentra en el Norte. Tomás llegó a Sicilia, el sur del país: «Allá son como nosotros. La diferencia es marcada. En el norte son distintos en el trato y la cercanía a la persona. En el sur, me resultó complejo conseguir trabajo. En Europa es extraño el trabajo en negro, sin contrato. Sin papeles, no se contrata».
En este tiempo, la primera tarea laboral que tuvo fue de jardinero y mantenimiento en la montaña, donde había pistas de bicicletas, pero no se fue de la mejor manera. Luego en un vivero y, en la actualidad, tiene empleo en un hotel restaurante.
«Para el nivel de vida, comparado a Argentina, siempre alcanza para vivir. Puedo pagar el alquiler, puedo comer e incluso puedo ahorrar. Estaba en un departamento. Aunque donde estaba yo, los trabajos eran más físicos y pesados. Debía hacer de todo. No hay roles ni tareas definidas», explicó.
Se mudó a una ciudad más grande, donde comenzó a trabajar en una cocina lavando platos. Y después pasó a formar parte del equipo cocinero. «Otra vez se quisieron aprovechar de mí», dijo. Le volvió a suceder lo mismo en otro trabajo, también relacionado a la cocina. «Las condiciones laborales fueron caóticas», sostuvo.
Proceso de adaptación
Tomás reveló que nunca se arrepintió de la decisión tomada: «Conozco a muchos argentinos que hacía el mismo proceso y la pasaban mal. Tuve un grupo de WhatsApp con otros argentinos. No estuve solo. Yo fui paciente. No había una mala voluntad en lo burocrático. En mi caso, eso no sucedió. Hay cosas que tienen su tiempo. Tenía un plazo de seis meses. Estaba tranquilo y lo viví de esa manera».
Sacando la familia, el dulce de leche fue lo primero que escogió Tomás teniendo en cuenta lo que más extraña de Argentina. Reveló que la yerba de mate es fácil de conseguir en Europa. Mientras que nunca dejó de escuchar música nacional, aún con la distancia.
Desde la parte social, aclaró que los italianos son muy parecidos a los argentinos. «La forma de ser es similar. Sacando la barrera del idioma, nos relacionamos y establecemos vínculos rápidamente. El humor también es parecido. Terminé extrañando mucho a la familia, que fue la parte personal que más me costó».
Una decisión difícil y necesaria
En sus trabajos en Italia, la carga horaria laboral es muy grande, llegando a trabajar hasta 14 horas por día. Esta intolerancia en las relaciones laborales y la agenda repleta, fueron factores que llevaron a que Tomás piense la posibilidad de cambiar de aire.
En diálogo con un amigo surgió la posibilidad de trasladarse a Países Bajos, donde precisaban un ayudante de cocina. Esta opción se concretó y Tomás buscó un nuevo rumbo en tierras neerlandesas. «Se nota mucho la diferencia de lo pactado en el contrato. En Italia, en todos los trabajos que tuve, terminé trabajando mucho más de lo que debía», aseveró.
Desde la cuestión social, Tomás se sorprendió por la calidez y amabilidad de los neerlandeses, a quienes estipuló previamente como personas frías y cerradas, algo más asociado a países como Alemania o los nórdicos. «Son muy amables con las personas extranjeras. Se caracterizan por la familiaridad, el cariño y el amor. Me llamó la atención, por un prejuicio que tenía. En otro aspecto, predomina la limpieza y el orden en comparación con Italia. Parece que está todo en su lugar. Parece un paraíso», explicó.
Planes para el futuro
Como primer objetivo de cara a lo que viene, mencionó que le gustaría recorrer otros puntos turísticos de Europa. Sin embargo, dijo que prefiere conocer en profundidad la cultura e historia de cada lugar, lo cual demanda tiempo. En este sentido, remarcó que con la ciudadanía completa podrá explorar los sitios europeos con mayor facilidad.
Otro plan a corto plazo es regresar, de visita, a Argentina para fin de año, con el fin de ver nuevamente a su familia, amigos y seres queridos. Luego, volver a Países Bajos, seguir trabajando y continuar viajando por el mundo, preferentemente Europa, Asia y Australia. «Uno tiene varias metas. El minuto a minuto va cambiando. Uno planea. Pero en función de ello, dejo que la vida me sorprenda. Todo va cambiando», manifestó.
Conclusión
Una nueva historia para analizar y reflexionar acerca de las decisiones que definen nuestra vida. Esa valentía que nos cambia el parecer y nos hace conocer lugares impensados. Las ideas siempre están. Pero el paso posterior es salir de la zona de confort y convertir el sueño en realidad. Eso sí que no es para cualquiera.
Fue para Tomás. Un joven soñador que avanzó para cumplir la meta de vivir en Italia, la tierra de sus antepasados. Pero no se quedó solo en un deseo. Y empezó a evolucionar en busca de ese objetivo. Un resumen que nos invita a animarnos y salir de la comodidad. Menos de un año en suelo europeo. Pero mucho recorrido y proyección a futuro. Un alma joven brilla en el viejo continente. ¿Y lo mejor de todo? Que es uno de los nuestros. Que es de General Villegas.