Luis García dedicó 35 años de su vida a la educación, convirtiéndose en un pilar fundamental para las generaciones de estudiantes. A través de él este 19 de septiembre, Día del Preceptor, la Asociación Docentes Jubilados del distrito reconoce a todos los que han cumplido y continúan cumpliendo esta función.
Desde 1980 hasta su jubilación, en 2015, se destacó no solo por su compromiso profesional, sino también por su vocación de servicio y su capacidad para inspirar a los alumnos. Y a lo largo de su carrera, se ganó el respeto y la admiración tanto de colegas como de estudiantes.
El Día del Preceptor se celebra cada 19 de septiembre en honor a esa figura en el ámbito educativo, reconociendo su labor fundamental en la formación y orientación de los estudiantes. Esta fecha fue establecida en conmemoración del nacimiento de José Manuel Estrada, un destacado educador y defensor de la educación laica y pública en Argentina.
La elección de este día busca resaltar la importancia del rol del preceptor en la educación, rindiendo homenaje a todos aquellos que, con dedicación y compromiso, contribuyen al desarrollo personal y académico de los alumnos.
Una vida construyendo legados
Luis comenzó su vida como preceptor en 1980 con 22 años de edad, hasta el 2015, cuando se jubiló. «Fue mucho tiempo el que pasó. Se produjeron muchas cosas en el camino. Algunos chicos todavía me siguen saludando en la calle. Uno va perdiendo la imagen de muchos en este tiempo», dijo en ACTUALIDAD.
Su ingreso a la Escuela Técnica se dio a través del padre de Ana Falcón, esposa de Luis, quien era director del establecimiento educativo. Y desde que entró a la institución no se fue más. «Ser el yerno del director no tenía beneficios, al contrario. Era estricto y exigente. Teníamos que cumplir nuestra obligación, como corresponde», comentó.
En este sentido, aseguró que siempre se desempeñó como preceptor y nunca buscó otro rol en la escuela. «No me arrepiento en absoluto. Volvería a elegir a la Técnica y a la preceptoría como función a desempeñar», manifestó.
¿Cuál es el rol del preceptor?
«Nuestra función era tomar asistencia a la mañana, recibir a los chicos, cuidarlos en los recreos y proteger el aula cuando el docente no está. Hay que atender al docente, al alumno y a la dirección. Es un intermediario. Nos encargamos de la parte administrativa, pero también estábamos para otras tareas que se nos necesitara», sostuvo García al respecto.
Por otro lado, opinó que el respeto se ha perdido en gran medida hacia la autoridad escolar. «Eran otros tiempos. Cambió todo. Hay mucha falta de respeto y otra relación entre el docente y el alumno. Ahora contestan mal. También tiene que ver con la libertad que tienen los chicos. La educación en ese sentido viene de casa, no de la escuela», dijo.
Graciela Nieto, de la Asociación Docentes Jubilados, acompañó a Luis en ACTUALIDAD y expresó: «En nombre de él, agradezco a todos los preceptores que han pasado por la docencia. Hay que reconocer la tarea educativa en todos sus ámbitos. Cada uno cumple un rol muy importante dentro de la escuela».
¿Qué es la Escuela Técnica para usted?
En 35 años, Luis se encariñó profundamente con la institución. Entre tantos recuerdos, rememoró el cambio del colegio, que anteriormente estaba ubicado en la calle Belgrano y se mudó al acceso arquitecto Antonio Carrozzi, donde se encuentra actualmente.
«Nos mudamos en 1998. Lo vivimos bien, porque era un espacio más grande y lindo. Fue duro cuando trasladamos las máquinas. Los chicos tuvieron que ayudar, todos colaboraron», evocó.
A pesar de haberse desempeñado durante tanto tiempo como preceptor, Luis aseguró no extrañar la escuela, «porque es una etapa superada, aunque me haya costado desligarme al principio. Ahora paso y ni siquiera entro. Tengo recuerdos muy bonitos».
Sus nietos son alumnos ahora de la Escuela Técnica que, manifestó, «es muy linda. Tiene otra vez muchos estudiantes. La están eligiendo nuevamente. A veces puede resultar cansadora la jornada extendida, pero al que realmente le gusta, asiste contento».
Por último, enfatizó en el compañerismo y la convivencia con colegas: «Se cosechan muchos amigos dentro de la educación. Me sigo viendo con varios de ellos. Pero el mayor cariño que queda es el de los chicos. Me saludan por la calle y eso es gratificante. Es el reconocimiento más grande que te deja la escuela. A veces, a muchos no los reconozco porque los he perdido de vista. Pero estoy muy agradecido con todos».