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martes, febrero 18, 2025
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Solidaridad en tiempos de fuego: una villeguense en el epicentro del incendio en la Patagonia

Los incendios forestales que azotan la Patagonia argentina arrasaron más de 3.500 hectáreas, dejando a las comunidades rurales de Junín de los Andes en una situación crítica. En medio de este desastre, Jessica Zárate, una docente villeguense que reside desde hace seis años en la zona afectada, relata en primera persona el drama que viven las familias locales y el esfuerzo por combatir las llamas con escasos recursos.

«No es para darte buenas noticias esta llamada, pero gracias por comunicarte conmigo, porque quién mejor que los que estamos viviendo esta situación para contarlo mejor», expresó Zárate en diálogo con Diario Actualidad.

Si bien la ciudad de Junín de los Andes no ha sido afectada directamente, las llamas avanzan sobre la zona rural, impactando a comunidades mapuches y a escuelas rurales. «La afectada es la zona rural, donde están todas las comunidades mapuches», explicó Jessica, aclarando que el paso Mamul Malal, que comunica con Chile, también está comprometido.

«Junín de los Andes, en los cerros, tiene aproximadamente 17 escuelas rurales. Las afectadas o los parajes afectados son Chiquilihuin y Aucapan, donde hay cinco o seis escuelas», detalló la docente, quien trabaja en dos de ellas. Cada una de estas instituciones cuenta con una matrícula de hasta 30 alumnos, pero el impacto del incendio alcanza a toda la comunidad.

Pérdidas económicas y naturales

La tragedia no solo golpea la infraestructura educativa, sino también la economía de las comunidades. «Sería como la zona más alta de los cerros, donde en esta época todas las comunidades llevan a los animales a la famosa veranada para que coman el mejor pasto», explicó. «Cuando empezó a suceder todo esto del incendio, todas las familias se vieron afectadas en ese sentido. La mayoría tenía a los animales en la cordillera o en la veranada, como le dicen ellos. O sea que la ganancia o el trabajo de todo el año se ve afectado directamente».

Además del perjuicio económico, el desastre ha causado una profunda tristeza entre los habitantes de la región. «Se están incendiando árboles milenarios, que son los pehuenes o las araucarias. Y la verdad que, sinceramente, está muy triste la gente», comentó.

El pedido de ayuda y la campaña solidaria

Ante la desesperante situación, la madre de Jessica, Mónica Faundes, decidió iniciar una colecta solidaria en General Villegas para enviar insumos a la zona afectada. «Mi mamá me propuso esto de recolectar donaciones y adelantar su viaje», explicó la docente. «Aprovechando eso que tenían planificado, me dice: ‘Hija, decime qué es lo que más necesitan, qué está pasando, que la gente está perdiendo todo'».

Entre los elementos más urgentes se encuentran herramientas manuales y ropa de trabajo. «Lo que más se necesita hoy son herramientas de trabajo. La gente que trabaja en el foco es de las comunidades y claramente no tienen todas las herramientas que requiere esto de poder combatir el incendio», señaló. «Es un lugar de difícil acceso, entonces es riesgoso. No tienen máquinas, pero sí mínimas herramientas como machetes, antiparras, borcegos, porque la gente sale y enseguida que quiere combatir el incendio está pisando sobre él y literalmente se le derrite el calzado».

El pedido de colaboración incluye palas, machetes, guantes, antiparras, borcegos (números 39 a 42), camisas, pantalones de trabajo, barbijos, alimentos no perecederos, elementos de primeros auxilios y cualquier otro artículo de primera necesidad. Todo será enviado desde General Villegas el viernes 14 de febrero.

La solidaridad de un pueblo

Jessica destacó la rápida respuesta de la comunidad villeguense. «Mi mamá me contaba que la gente se comunicaba para donar. Estoy muy agradecida, porque querer comunicarse e interesarse cuando uno necesita es un buen acto», expresó.

Asimismo, resaltó el trabajo de los bomberos voluntarios que se han sumado a la lucha contra el fuego. «Leí las noticias de que se acercaron cuatro bomberos y bomberas para ayudar. Quiero decirles a las familias de ellos y de ellas que este lugar de trabajo es un entorno muy complejo y riesgoso, y demanda mucho esfuerzo. Así que lo que están haciendo es muy valorable».

Jessica también desmintió versiones que circularon en medios nacionales respecto a la supuesta negativa de las comunidades mapuches a recibir ayuda. «Déjame decirte que por boca de mis alumnos no es así. Eso también nos angustia bastante. Yo creo que no es momento para culpar a nadie, pero tampoco es bueno que se hable mal de otra persona».

A pesar del dolor y la incertidumbre, la docente villeguense mantiene la esperanza en la recuperación de la zona. «No es momento de dividir aguas, es momento de sumar, de ser solidarios y de ponernos las pilas como comunidad argentina», afirmó. «Ojalá que la próxima vez que hablemos sea para decirles que ya no está activo el incendio».

Mientras tanto, la colecta sigue en marcha, y la comunidad de General Villegas continúa demostrando que la solidaridad no conoce distancias.