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sábado, julio 19, 2025
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Germán Aristide: “El rugby es una herramienta para toda la vida”

Germán Aristide, ex Puma y referente de Gimnasia y Esgrima de Rosario, habló de su historia, su presente como formador y el orgullo de ver a su hijo seguir sus pasos

El sol del sábado de otoño acaricia las canchas de Gimnasia y Esgrima de Rosario. Allí, entre risas de chicos y olor a pasto recién cortado, Germán Aristide vuelve a sentirse en casa. No como jugador esta vez, sino como manager de la M8 y referente del rugby inclusivo. Con la serenidad de quien ha vivido intensamente el deporte, Aristide repasa su recorrido con una sonrisa. “Mi historia con el rugby arranca un poco por casualidad”, cuenta. “Mi familia no era del rugby, pero tenía un tío muy fanático. Nosotros éramos tres hermanos varones y él, de a poquito, nos fue metiendo en el club, en el deporte”.

Desde aquellos primeros años hasta llegar a vestir la camiseta de los Pumas, pasaron tres décadas. “Me arrastró desde los 8 hasta los 38 años que dejé de jugar”, recuerda. En el medio, amistades, viajes, sacrificios y momentos que aún lo emocionan. “De chico era muy flaco y me costaba adaptarme. Hacía mucho esfuerzo para engordar, me desencantaba. Pero después pegué un estirón, tomé confianza y todo empezó a cambiar”.

La celeste y blanca: un sueño cumplido

Cuando llegaron los llamados importantes, Aristide supo que había dado el salto. Primero fue el seleccionado de Rosario, luego Argentina A, y finalmente, los Pumas. “Me convocaron para una gira en Nueva Zelanda, que fue histórica. Me tocó con 22 años y quizás no tomé dimensión en el momento. Ponerse la celeste y blanca, escuchar el himno, competir contra potencias como Nueva Zelanda, Inglaterra o Gales… fue maravilloso. Me explotaba el pecho de orgullo”.

Aunque su paso por el seleccionado fue breve, lo vive como uno de los puntos más altos de su carrera. “Es algo que valorás más con el tiempo. En aquel entonces no lo terminás de procesar, pero con los años entendés lo que significó”.

Su experiencia internacional también lo llevó a jugar tres años en Italia, una etapa que describe como “una experiencia de vida”. “Pude recorrer otros países, hacer amigos, aprender otro idioma. El rugby te da eso: es una herramienta para toda la vida”.

El presente: formador y referente

Hoy, lejos de las luces del alto rendimiento, Aristide sigue comprometido con el deporte desde la base. Además de su rol en la M8 de Gimnasia y Esgrima, impulsa el programa Germix Ability, una iniciativa de rugby inclusivo. “Damos rugby a chicos con síndrome de Down y capacidades diferentes. Siempre vinculado a este deporte que nunca deja de darte cosas, de darte oportunidades”, afirma.

Y aunque ya no calza los botines como antes, hay una motivación nueva que lo llena de alegría: su hijo Felipe, de 7 años, comenzó a jugar al rugby. “Me pone re contento que él pueda seguir con esto. A mí nadie me obligó y tampoco lo obligo a él. Lo veo naturalmente entusiasmado con el grupo, como me pasó a mí de chico”.

El rugby argentino y los desafíos actuales

Al preguntarle por el presente del rugby argentino, Aristide no oculta su admiración: “Hoy Argentina está número 5 del mundo. Tiene con qué competirle a cualquiera. En mi época, era muy difícil porque enfrentábamos a equipos profesionales siendo en gran parte amateurs”.

También destaca el crecimiento del Seven, que viene de ser campeón mundial por segundo año consecutivo. “Lo del Seven es admirable. Encontraron un sistema, desarrollaron jugadores, hay una estructura nacional detrás. No es casualidad. Es fruto de un proceso que arrancó hace años”.

Un legado que sigue creciendo

El legado de Germán Aristide no se mide solo en partidos jugados o camisetas transpiradas. Se mide en su compromiso, en su pasión inalterable y en la semilla que hoy germina en su hijo y en tantos chicos a los que acompaña.

“Si hay algo que quería transmitirle a mi hijo es la pasión por los deportes de equipo. Ojalá siga, que haga amigos, que lo disfrute. Eso es lo más importante”, concluye. Su mirada se pierde en una jugada de infantiles y sonríe. El rugby, definitivamente, sigue corriendo por sus venas.

Valentino, Agustín y Felipe, todos de 7 años, el semillero de Gimnasia y Esgrima de Rosario