La Ruta Nacional 33, que conecta los puertos de Bahía Blanca y Rosario y atraviesa más de 795 kilómetros entre Buenos Aires y Santa Fe, se ha convertido en un símbolo del abandono y el deterioro de las infraestructuras viales en la provincia de Buenos Aires.
La visibilidad que recientemente adquirió este tramo crítico fue a través de Marcelo Costa, un vecino de América, quien, en un acto simbólico, se acostó dentro de un pozo de gran tamaño en la ruta, pintando alrededor con la palabra “pozo” y con el fin de llamar la atención sobre la pésima situación de la carretera.
Costa, quien no tiene vinculación con ningún partido político, ni con el activismo, sino que es dueño de una marmolería en su localidad, relató en una entrevista con Buenos Aires/12 que su decisión de visibilizar el estado de la ruta surgió de su experiencia personal. “Circulo mucho por la Ruta 33, y los pozos son enormes, algunos de hasta dos metros de largo por 70 de ancho. Ya he roto varias llantas y hasta la rueda de mi auto”, expresó. La imagen de Costa en el pozo rápidamente se viralizó en redes sociales, recibiendo el apoyo de otros vecinos y transportistas que también sufren las consecuencias del deterioro de la ruta.
El reclamo de los habitantes de la zona no es nuevo, pero la acción de Costa reavivó el debate. Según los testimonios de vecinos y conductores, el tramo más afectado se encuentra entre Fortín Olavarría y América, extendiéndose también hacia Villegas y Rufino, donde los accidentes y daños materiales debido a los pozos son una constante. A pesar de los esfuerzos de Vialidad Nacional para retomar las obras de repavimentación a fines de 2024, los vecinos siguen reportando un panorama preocupante de abandono.
En respuesta a la situación, la Secretaria de Obras Públicas de General Villegas, Alejandra Matellán, detalló a Buenos Aires/12 que, si bien la ruta en algunos tramos ha sido repavimentada en los últimos años, existen áreas que requieren urgentemente de marcación y reparación. “En algunos lugares los baches se extienden en ambos sentidos, lo que aumenta el riesgo de accidentes”, advirtió.
Por su parte, el intendente de General Villegas, Gilberto Alegre, destacó la falta de respuesta del gobierno nacional frente a los reclamos de los municipios afectados. “Nosotros hemos hecho innumerables gestiones, pero no hemos sido escuchados. Esta situación no es nueva, pero el deterioro ha empeorado en los últimos dos años, desde que asumió el gobierno de Javier Milei”, indicó Alegre, subrayando el impacto que la falta de mantenimiento tiene sobre la producción local. En un área clave de la región cerealera, los daños a los vehículos y los riesgos para las cosechas son cada vez mayores.
El tema de la Ruta 33 ha alcanzado también al ámbito legislativo. A principios de este año se presentó un pedido a Vialidad Nacional para reactivar las obras de repavimentación. Sin embargo, la situación parece lejos de resolverse. Mientras tanto, el concejal de Trenque Lauquen, Gustavo Bories, indicó que la licitación para obras entre Trenque Lauquen y Villegas ha sido adjudicada a la empresa Edmacar, aunque reconoció que el proceso de privatización de rutas nacionales podría demorar más tiempo.
A pesar de las promesas y los anuncios de obras en la Ruta 33, la realidad sobre el terreno dista mucho de las expectativas. Los vecinos, como Marcelo Costa, han tenido que recurrir a sus propios recursos para hacer frente al deterioro de la ruta. Costa, quien ha señalado la necesidad urgente de intervención por parte de los gobiernos locales, propuso que los intendentes de las localidades afectadas, como Trenque Lauquen, América y Villegas, se unieran para tapar los baches con lo que tuvieran a mano, desde tierra hasta brea, para evitar más accidentes.
Este reclamo resalta el descontento generalizado con el estado de la infraestructura vial en la región, mientras que el gobierno de Javier Milei, a través de Corredores Viales S.A., intenta dar un nuevo enfoque a la gestión de las obras viales en el marco de su plan de privatización de rutas nacionales. Sin embargo, para los habitantes de estas localidades, las soluciones aún parecen lejanas.