Humberto «Bocha» Polucci vivía muy cerca de Atlético y pasaba los veranos en la pileta de la Academia. Sin embargo, su corazón siempre le perteneció a la Maquinita. En Eclipse jugó desde chico, salió campeón con la segunda y luego obtuvo el bicampeonato del 78/79 bajo la dirección técnica del recordado «Pocho» Rodríguez.
Todo comenzó donde empiezan la mayoría de las historias de nuestro fútbol: en una canchita de barrio. Allí jugaba con amigos y vecinos, hasta que un día la gente de la Maquinita lo vio jugar y Fito Paviolo lo fichó.
«Yo tenía 11 o 12 años. Empecé a jugar en segunda. Salimos campeones. A los 15 tuve la suerte de estar suplente. Entré contra Sportivo, ese fue mi debut. Tuve la suerte de que me dirigiera ‘Pocho’ Rodríguez en los campeonatos que ganamos en 78 y 79. En el 78 eramos todos de Villegas y en el 79 Rodríguez dijo que necesitaba un 9 y trajo a Sandoval, un jugador con unas condiciones bárbaras», recuerda Polucci.
Además de vestir la de Eclipse, el «Bocha» también jugó para los Once de Seré, los Verdes de Cuenca y dos años en Santa Rita. Pero su mejor momento futbolístico fue, sin dudas, el que vivió en la Maquinita.
La llegada del DT «Pocho» Rodríguez fue una revolución para el fútbol local. Las concentraciones eran, hasta ese momento, algo muy inusual. Pero en la víspera de un partido decisivo -Eclipse visitaba a Bunge en el anteúltimo partido y si ganaba era campeón- el técnico decidió cuidar a sus muchachos: «Recuerdo cuando nos concentraron en el Rucalén. Fue un viernes a la noche. Fuimos a comer al gimnasio de Eclipse. Don Antonini hizo una sopa. Yo estaba en la pieza con Abel García y el ‘zorro’ Draperi nos cerró la puerta con llave para que no nos escapemos», rememora Polucci.
No sirvió la concentración, puesto que perdieron 1 a 0 con Bunge. Al siguiente domingo no concentraron y, tras ganarle 1 a 0 a Sportivo, se coronaron campeones.
«Otra de las condiciones era que a la una de la mañana teníamos que estar todos durmiendo. Nos teníamos que cuidar. Un día me levanté del club a la 1 y 5 para irme a dormir, me vieron y ese domingo jugué, pero al otro domingo me pusieron en el pizarrón que estaba suspendido», cuenta divertido.
Si bien Polucci era un delantero peligroso, potente y con una zurda interesante, en el último tiempo quería jugar de 3. Así lo hizo durante sus años en Santa Rita y a más de un wing le tocó sufrirlo en la marca.