Donato Colombano es el padre de Eloy (quien regresó al Club Atlético Villegas luego de una dilatada carrera que incluyó distintos clubes) y de Erik (quien abrazó al tenis y actualmente vive en Tarija, Bolivia). Pero mucho antes de eso fue Donato Colombano, jugador de fútbol.
Cuando era un adolescente de 15 o 16 años, Donato y sus padres dejaron Junín para venir a General Villegas. Aquí vivía su tío Oscar Ratero, que en ese momento era presidente de Sportivo. Fue en ese club donde Donato comenzó a jugar hasta llegar a la primera.
Jugó muy pocas temporadas y tuvo que abandonar por cuestiones laborales, pero conserva en el recuerdo un hito muy particular que revolucionó a General Villegas: un día de febrero de 1963 llegó el club brasileño Flamengo (no el gigante de Río de Janeiro, sino un equipo de la ciudad de Alegrete, Río Grande Do Sul) que estaba de gira por Argentina y que vino a nuestra ciudad para enfrentar a Sportivo.
En aquella época el equipo sensación de nuestra liga era Eclipse, pero Sportivo no se quedaba atrás. Los 11 del Pulpo en ese partido fueron: Sieyro, Brime, Álvarez, Cortés, Altuna, Calandroni, Iriarte, Ruiz, Colombano, Moruzzi y Busso.
El «Pulpo» perdió 2 a 1. El «Flaco» Iriarte convirtió el gol (los brasileños se lo querían llevar a Brasil) y el “Rabo” Sieyro se atajó todo, evitando que la caída sea más abultada.
Donato Colombano, hoy con 76 años, recuerda ese partido: «Te nombraban Brasil y pensabas que estabas en la cima (Brasil venía de obtener el bicampeonato mundial de fútbol). Fue una alegría muy grande poder jugar contra ese equipo».
Luego de unas temporadas vistiendo la del Pulpo, Donato se retiró por temas laborales. Sin embargo, su nombre quedó escrito en la historia de Sportivo y en aquel partido tan especial contra los brasileños.