Medio ambiente es una palabra que está en boca de todos. Es el medio que nos rodea, es el ambiente en el que vivimos, urbano o rural. La gran mayoría de la superficie de un partido como Villegas es rural, con algunas localidades con gente, pero muchas menos que en otros partidos. La densidad poblacional en Villegas es muy baja. El medio ambiente es el medio en el que vivimos, ya sea ciudad o campo, y que afectamos todas las personas con nuestras acciones: cuando pones en marcha el auto, cuando pones en marcha la heladera, cuando consumís electricidad, cuando tiras líquidos cloacales, son todas medidas que se hacen a diario y que afectan al medio ambiente. Por eso se habla de impacto ambiental.
El mundo quiere reducir al mínimo posible a este impacto. Totalmente no, porque es imposible. Solamente el hecho de vivir causa impacto ambiental.
El desarrollo tecnológico en el campo fue llevando al uso de algunos productos que antiguamente (50 o 60 años atrás) no se usaban porque la gran mayoría no existía. El uso de estas tecnologías, que son los químicos llamados agroquímicos, ha hecho que el impacto ambiental del campo sea un tema a tratar. Se ha transformado en un tema candente en las zonas llamadas periurbanas, que son los anillos que rodean a los pueblos, ciudades y caseríos. Esos lugares donde vive gente, o las escuelas rurales, son zonas donde se comparte el ambiente entre el pueblo y el campo. Se trata de ese anillo donde el lote de soja llega hasta el alambrado del primer barrio, del lote que rodea a una escuela rural que está dentro de un campo, o del lote que rodea a una estación de ferrocarril. Esos lugares son donde el reclamo social es más alto.
Seguramente se quejan con razón. En ningún momento el campo ha dicho «no tienen razón» o «hay cosas que no existen». Seguramente ha habido productores que han hecho las cosas mal. Pero también hay muchos que hacen las cosas bien. Además, hay formas y protocolos para hacer las cosas bien.
Desde que el Estado nacional, provincial y municipal tomaron riendas en el asunto. Se están fijando pautas, se están emitiendo leyes nacionales, está en estudio una ley provincial y en el caso de General Villegas hay una ordenanza dando vueltas hace tiempo y que saldría este año.
Hay muchas comunidades que son un ejemplo, como Francia, Alemania o Nueva Zelanda. Son países con una distribución chica de tierras y por eso siembran al lado de la casa, a un metro de la ventana del alemán o el francés que vive ahí. Y tienen una historia agrícola de mil años, así que no tienen suelos como nosotros; son suelos acabados que solamente sostienen a la planta, el resto hay que dárselo todo. Y lo logran. Y el alemán que vive en esa casa tiene unas rosas espectaculares en el jardín y no se queman. En Holanda las parcelas son de menos de una hectárea y trabajan usando agroquímicos. ¿Cómo hacen? Con técnicas y productos que son posibles de utilizar en esas condiciones.
Hay formas de que el Estado provincial o municipal controle el buen uso de esas prácticas y el uso de los productos que corresponden. Esas normas son fundamentales para que, quienes hacemos este trabajo, podamos saber cuál es el manual que nos rige para darle tranquilidad a la población de que se están respetando los protocolos. Además, y por si alguien se sale del protocolo, esas normas permiten tener un sistema de castigos para tomar medidas con esa persona que hizo lo que no corresponde.
A nivel pulverizaciones, la Provincia te exige la profesionalización de los operarios. El operario tiene que hacer un curso, tiene que tener un carnet especial -distinto al de las otras máquinas- que lo habilite a manejar una pulverizadora. Los ingenieros tienen que hacer cursos de actualización para el manejo de fitosanitarios. El tema está instalado y vigente. Hay una ley nacional de envases que se ocupa de un tema de contaminación ambiental como son los envases que genera el campo a través del uso de esos agroquímicos. Esa ley nacional está vigente y eso hace que el envase tenga todo un camino que seguir: que es volver a las recicladoras y no quedar tirados en los campos, en un canal, en un tanque, en cerco de molino, en un pozo o quemados. Todas estas medidas son tendientes a la reducción al mínimo posible de ese impacto ambiental.
¿Qué medidas está tomando el campo?
La gente de campo está tomando medidas, está trabajando en las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) que son un protocolo de aplicación para proteger al productor, al operario y al habitante de las zonas periurbanas y para que ese impacto sea el más bajo posible.
Las industrias agroquímicas del mundo están trabajando con productos con baja residualidad, con baja toxicidad, con la utilización de productos que se degradan rápido y con las bacterias del suelo. Hay un cambio mundial en las tecnologías, tanto de parte de quienes las generan como de parte de quienes las usamos.
Se cometieron errores, sí. En estos últimos tiempos se fue dilucidando la fórmula de distintos productos que eran muy residuales, que tenían efectos no conocidos hace 20 o 30 años. Esos productos se fueron prohibiendo, en el mundo y en la Argentina. Hay algunos que todavía hay que prohibir. En Argentina hay algunos productos que en otros lugares del mundo ya han sido prohibidos, en forma total o parcial, y que acá están en cartera para ser prohibidos.
Son pasos que se están dando y se está llegando a ese punto de tratar de equilibrar la producción con el medio ambiente. No tiene sentido producir en contra del impacto ambiental, lo que tenemos que producir son productos sanos que no generen daño en el medio y a la gente que vive cerca.
El sector, en ese tema, está en boca de mucha gente. Por eso se está trabajando para ir hacia ese camino: en el de bajar el impacto ambiental y de tratar de usar medios biológicos, productos naturales para controlar plagas. Son productos orgánicos, que se degradan, muchas veces producidos por la misma naturaleza, por ejemplo una bacteria para controlar los gusanos que se comen el girasol y algunas leguminosas. Se fumiga con esas bacterias que matan solamente a ese insecto y no mata a abejas o insectos benéficos. Ese tipo de tecnologías está en estudio. También se ha ido mejorando la disminución del uso de fertilizantes por métodos naturales. Por ejemplo, hoy se deja el rastrojo para que se degrade, vuelva al suelo y se transforme en materia orgánica. Todo ese tipo de medidas se han generalizado de forma tal que van mejorando los resultados de la cosecha y van haciendo que uno pueda reducir el uso de agroquímicos en general.
La pandemia reveló la mentira
En el mundo se le pegó mucho al sector productivo agropecuario. En esta pandemia en la que pararon todos los autos e industrias pero el campo siguió trabajando, descubrimos que las fotos satelitales eran fabulosas, que la campana de contaminación se despejó. Esa contaminación no era culpa de las vacas del feedlot. El 60% de la contaminación del planeta es producto de la quema de petroleo o gas. Una chimenea de una fábrica largando humo al aire equivale a miles de autos y ni hablar de hectáreas, donde una fumigadora pasa en el año a lo sumo 4 o 5 veces.
Las fábricas emiten contaminantes los 365 días del año. El campo está en un proceso de baja de contaminación ambiental fabuloso y llamativo. El cambio es violentísimo con respecto a décadas anteriores. No lo está haciendo la industria de la misma forma. El cambio es costoso pero hay que empezar en algún momento. El campo ya lo empezó, está en el camino de mejorar la utilización de los medios que tenemos para producir y así generar el menor impacto ambiental posible.
En el campo se está creando hasta legislación y funcionando; mientras que en otros rubros es una factura pendiente, como en el caso industrial. Hay zonas periurbanas casi irrecuperables por la contaminación industrial.
Un feedlot produce residuos biológicos, pero nadie le dice nada a una fábrica que hace 30 años que genera residuos. No se entiende por qué a uno se le exige y al otro no. Lo que sí se puede decir es que el campo se está ocupando del tema.
*Martín Videla Dorna
Ingeniero Agrónomo, egresado de la UNS.
Administrador de Est. San Eduardo durante 7 años. Asesor técnico y prestador de servicios en el rubro pulverización terrestre hasta la actualidad.
Presidente del CIAV y vocal de la comisión de zona norte del Colegio de Ingenieros Agrónomos de la Pcia. de Bs As.