«Ya hicimos nuestro duelo. La sensación es de vacío, pero no por la pérdida material de algo, sino por la pérdida de un sueño», coincidieron Marisol y Xiomara, que debieron cerrar -en el contexto de emergencia sanitaria- las puertas del espacio lúdico y recreativo que comenzó a funcionar en marzo del año pasado
Las docentes Marisol Ponce y Xiomara Ananía concretaron en marzo de 2019 un sueño al que denominaron «Recreo», un espacio lúdico y recreativo para niños, pero meses después de inactividad en el marco de las distintas fases de la cuarentena tuvieron que cerrar sus puertas
Las jóvenes, con una mirada diferente, daban apoyo escolar en la esquina de San Martín y Larrea, donde alquilaban un local para el funcionamiento de su proyecto.
«En marzo nos vimos obligadas a hacer una pausa. Por aquel entonces no sabíamos lo que iba a pasar, pero seguimos sin poder trabajar y no hay manera de poder hacerlo», comentó Marisol.
Los días fueron pasando y la situación se fue haciendo insostenible. «Nos sentamos a hablar de esto, siendo conscientes de que no sabemos cuándo va a terminar la pandemia y de que nos quedan muy pocos meses para trabajar, aunque se pueda volver en agosto. Hay un montón de gastos a cubrir y llegamos a la conclusión, con todo el dolor en el alma, de que no nos quedaba otra alternativa que cerrar», agregó emocionada.
Xiomara contó una experiencia particular, ya que debido a esta «pausa» obligada comenzó a elaborar pastas caseras para la venta. «Tuve que afrontarlo de esa manera, porque cuando todo esto arrancó el año apenas comenzaba, entonces tampoco llegué a tomar horas en la docencia. Fue todo muy rápido, fueron dos semanas de clases y en la tercera ya se dejaron de dar de manera presencial. No tenía el ingreso de ‘Recreo’ y no tenía horas en la docencia, así que busqué otra salida», le dijo a ACTUALIDAD.
En este caso, la tarea también la lleva a cabo junto a Marisol. «Le dedicamos mucho tiempo, trabajo y amor a ‘Recreo’. Realmente era algo que nos gustaba y nos daba mucha satisfacción hacer. Uno se pone a pensar en lo económico, pero este era un sueño que por ahora está pausado, apagado; y duele. A lo mejor en algún momento resurge», expresó Xiomara.
El próximo lunes las jóvenes le entregarán el local a su propietaria. En el mientras tanto, «seguimos con deudas y nos vamos deshaciendo de algunas cosas. Parte de los elementos los pudimos vender; y obviamente el hecho de desmantelar el lugar y dejarlo en condiciones hizo que tuviéramos que ocupar gente para esos trabajos, así que por el momento continuaremos vendiendo pastas para reunir dinero y cubrir los gastos», coincidieron.
«Ya hicimos nuestro duelo. La sensación es de un vacío enorme, no de la pérdida material de algo, sino de la pérdida de un sueño. Pero somos dos personas fuertes que amamos lo que hacemos y nos mereceremos otra oportunidad, seguramente, en algún momento», reflexionó por último Marisol.