Es un antiparasitario de amplio espectro que en pruebas in vitro se mostró como potencial inhibidor del virus SARS-CoV-2. Sin embargo no hay estudios que evidencien su eficacia clínica.
La Administración Nacional de Alimentos, Medicamentos y Tecnología Médica (ANMAT) no avaló el uso de la droga antiparasitaria ivermectina para la Covid-19, más allá de que algunas provincias como Misiones, Salta, Corrientes y Tucumán aprobaron su aplicación y ya comienza a emplearse en hospitales.
El hecho de que este antiparasitario de amplio espectro no haya sido avalado en el país es porque la evidencia científica no es aún clara y los estudios que se han realizado hasta ahora no cuentan con el número suficiente de pacientes para demostrar su eficacia.
La ivermectina es un antiparasitario de amplio espectro, utilizado tanto en humanos como en animales. Según se expresa en la página web de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), “además de su acción antiparasitaria, la ivermectina es un potencial inhibidor de la replicación viral del SARS-CoV-2, sin embargo, la evidencia disponible in vitro sugiere que para alcanzar niveles efectivos de ivermectina se necesitarían importantes aumentos y potencialmente tóxicos de la dosis”.
“Incluso dosis de hasta 10 veces mayores que las aprobadas no alcanzarían las concentraciones efectivas in vitro contra el SARS-CoV-2”, siguió el comunicado de la sociedad científica y aclaró que la droga no es inocua y que aún a dosis terapéuticas puede provocar un número frecuente y considerable de efectos secundarios adversos, desde leves a graves.
Hasta el momento la evidencia científica en curso que evalúa el uso de ivermectina sola o combinada con otras drogas para la prevención y/o tratamiento de la infección por SARS-Cov2 “es de muy baja calidad y no han reportado datos claros de eficacia clínica”, reza el texto.
Los resultados preliminares (sin publicación en revistas científicas ni revisión de pares) de un estudio realizado en Argentina evidenció que la administración de ivermectina al triple de dosis habitual en 45 pacientes habría producido mayor eliminación del virus en secreciones respiratorias, pero sin correlación con mejoría clínica. Sin embargo, se necesitan más estudios con mayor número de individuos para determinar este parámetro y otros asociados a eficacia clínica y seguridad.
“Siguiendo los lineamientos de ANMAT, la utilización de una medicación en carácter de uso compasivo, solo se encuentra autorizada para pacientes debidamente identificados, lo que excluiría la utilización de la ivermectina en forma masiva como actualmente se pretende”, remarcó la SADI y no recomienda su uso mientras no exista mayor evidencia
En la misma línea, la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI) había alertado en noviembre sobre posibles «efectos colaterales indeseables, algunos probablemente mortales» de la droga.
Con todo, el Ministro de Salud de Misiones, Oscar Alarcón, quien aprobó la semana pasada el uso del producto en una dosis diaria de 0,6 miligramos por kilo de peso durante 5 días, dijo que “en el complejo contexto epidemiológico nacional y provincial, corresponde la búsqueda para alternativas terapéuticas de los pacientes afectados con Covid”. Su par de Tucumán, Rossana Chahla, señaló que “estamos convencido de que reduce la carga viral. Por último, el titular de la cartera sanitaria salteña, Juan José Esteban, dijo que se administra “de manera preventiva entre el personal de salud, grupos de adultos mayores o personas con enfermedades de base”. (Ambito)
«No he recibido un informe creíble que nos de confianza para utilizarlo»
Las palabras, textuales, fueron del director del Hospital municipal, doctor Raúl Sala, en el mes de noviembre de 2020, cuando el uso de la Ivermectina contra el COVID iba tomando cada vez más notoriedad en los medios de comunicación.
«En realidad se maneja una línea de cuatro o cinco fármacos con principios activos, que se dice que pueden actuar contra la infección de COVID, en algunos casos previniendo y en otros haciendo un tratamiento», había dicho Sala, agregando que «lo cierto es que no hay absolutamente nada certificado, nada científicamente comprobado. Entonces, si sos un profesional de la salud que pasaste por estudios universitarios y te manejás con el método científico que todos nos manejamos -en lo que sería la medicina alopática (no homeopática)-, hay que ser muy cauto al momento de recetar ivermectina, ibuprofeno inhalatorio, cloroquina, hidroxicloroquina o azitromicina, porque hay estudios que no han prosperado que nos dijeron que eran altamente efectivos».
Para ser más claro aún, sostuvo que «son altamente efectivos pero tienen sus efectos adversos y sus riesgos colaterales. Entonces, si no tenés un protocolo de acción ante el tratamiento del COVID, que no te avala profesionalmente ante un potencial juicio por impericia, imprudencia, negligencia o mala praxis, yo diría que tendrían que mantenerse dentro del contexto general de lo que es la ciencia médica».
Y explicó que «la Ivermectina es un antiparasitario, es el famoso Ivomec modificado que reciben los animales, a los que se les coloca de manera intramuscular o subcutánea. Hay una versión de ivermectina que está adaptada para ectoparásito en el humano. El medicamento se toma no más de dos comprimidos, con diferencia de 7 a 15 días, pero tiene alta probabilidad de producir hepatopatías. O sea, si uno lo toma y se hace un hepatograma, seguramente van a aparecer alteradas las enzimas de inflamación o destrucción hepática. Entonces, todo tiene sus riesgos».
Sala sugirió que «ante el ‘tomátelo por las dudas’, hay que ser cautos y mantenerse dentro de los protocolos que te van a avalar el día de mañana, cuando tengas que sentarte en un estrado a explicar por qué lo diste sin tener la seguridad de que curaba. Nosotros somos muy estrictos. Nos manejamos bajo protocolos de actuación médica y del Ministerio de Salud de Nación y de Provincia. Lo que digo es: quien pueda abstenerse de medicación que no es confiable, que no la tome por las dudas», concluyó.