Actualidad entrevistó a Horacio Salaverri, flamante presidente de CARBAP, quien fue crítico con las declaraciones del presidente Fernández. No obstante, dejó en claro que la intención del sector agropecuario es apostar al diálogo y es por eso que este miércoles la Mesa de Enlace se reunirá con el primer mandatario nacional.
Las declaraciones del presidente de la Nación Alberto Fernández no cayeron para nada bien en el sector rural. “Si el campo no entiende, voy a subir las retenciones y establecer cupos a la exportación” afirmó el primer mandatario, asegurando que esas son las opciones que tiene el Estado para combatir la suba del precio de los alimentos.
Por supuesto que estas palabras generaron malestar entre los productores agropecuarios y las entidades que los representan. Es por ello que la Mesa de Enlace –conformada por CRA, Federación Agraria, Sociedad Rural Argentina y Coninagro- solicitó una audiencia con el presidente y la misma va a celebrarse este miércoles 10 de febrero.
Actualidad consultó a Horacio Salaverri, quien es el flamante presidente 2021-2022 de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP) –fue elegido en la asamblea del pasado 28 de enero-. Vale recordar que la Sociedad Rural del Partido de General Villegas es una de las asociaciones que forma parte de CARBAP.
Horacio Salaverri es contador público nacional y productor agropecuario en Suipacha. Fue ex concejal y ex legislador provincial. Además, es tesorero de la Sociedad Rural de Suipacha
DA: ¿Cuál es la reacción del sector agropecuario ante las declaraciones del presidente?
HS: La relación es de carácter tenso por las declaraciones del presidente y de la vicejefa de gabinete, la Sra. Todesca, en relación a la posibilidad de colocar retenciones y de la manera en que fue presentado este tema. De todas maneras, el colocar retenciones en la parte primaria de la producción no va a mejorar el precio final del producto de ninguna manera.
¿Por qué? Porque el precio primario del producto afecta nada más que un 20% de la composición del precio, y en la mayoría de los casos menos. Tocar un precio primario para llegar a un precio final distinto es totalmente equivocado, económica y matemáticamente. Entendemos que el afán es más de recaudar que de mejorar los precios de los productos hacia el consumidor.
En cuanto a los porcentajes que tiene cada uno dentro de la cadena de valor de los productos alimentarios hay que entender que la parte tributaria supera, en muchos casos, el 30%. Entonces, si estamos hablando de que hay que beneficiar al consumidor hay que mirar la parte tributaria exhaustivamente para bajar los impuestos y poder mejorar el precio final.
Nosotros tenemos el 21% de IVA a los alimentos y es uno de los más altos del mundo. Una persona que tiene un salario de 40.000 pesos se supone que gasta alrededor del 60% en lo que son alimentos y el 40% en servicios. Los servicios tienen el 27% de impuestos y los alimentos el 21%, eso significa que alrededor de 7.900 u 8.000 pesos en un salario de 40.000 se los llevan los impuestos. Esa es la carga tributaria que tenemos los argentinos y esa es la carga tributaria que tiene el producto alimenticio. Mirar solamente una parte del mismo no va a modificar el precio final. Pensar que aplicando retenciones y cupos bajaría el precio de los alimentos es un error conceptual grave. Eso es lo que le estamos planteando al presidente, más allá de sus dichos. Creo que no somos merecedores de la manera que el presidente se ha referido al sector agropecuario. Lo entendemos al presidente, lo que pasa es que nosotros sí entendemos el problema y decimos cómo es. Cuando se refiere a que no quiere que el sector agropecuario les quite la tranquilidad a los argentinos, yo le diría que somos todos argentinos y que los productores no le sacamos la tranquilidad a la gente. La gente pierde la tranquilidad por la inflación, por las cuestiones económicas y por las cuestiones de salud que no se terminan de resolver.
DA: ¿El campo podría tomar medidas de fuerza?
HS: Nosotros siempre apostamos al diálogo. Pasa que desde diciembre del año pasado nunca hemos sido convocados al diálogo en forma primaria. Entiendo que el presidente va a tener la predisposición de sentarse, dialogar y ver qué tipo de solución se le busca a esto. Ahora, si se insiste en la colocación de retenciones… El ánimo del productor es de crispación en el sentido de la falta de previsibilidad que hay. No puede ser que se siembre con unas características y se coseche con otras. Claramente esto puede generar algún tipo de inconveniente y uno no descarta algún tipo de medida de acción directa.
DA: Y el año electoral puede complicar las cosas…
HS: No debería ser así, pero en los años electorales el dólar suele plancharse, suelen tomarse medidas populistas en algunos casos, pero en este caso de los alimentos todos estamos conscientes de que hay que buscar soluciones. Me parece que las medidas de corto plazo son muy difíciles. El gran problema que tiene Argentina es que no tiene la mirada a largo plazo, una mirada donde se permita planificar y básicamente en el sector agropecuario. El cortoplacismo lo único que puede traer es algún tipo de solución inmediata, pero generaría un problema de desinversión que ya hubo en el país con otras medidas similares: tuvimos la peor cosecha de trigo de la historia, perdimos 12 millones de cabezas de animales, estamos con 10.500/11.000 millones de litros de leche y no podemos superar esto desde hace 20 años. Pasarán o seguirán pasando este tipo de cosas si se vuelve a recetas fracasadas.
DA: ¿Cómo puede ser que pasen los años y los gobiernos y no se puede lograr esa mirada a largo plazo que tanto demanda el sector?
HS: Si hubo algún ministro de Economía en la historia argentina que representaba al campo creo que hubo uno o dos con suerte. Y en cuanto a los ministros de Agricultura, Ganadería y Pesca hubo veces en donde hubo gente del sector, pero otras etapas donde no lo hubo. La política suele tenerlo ajeno al sector agropecuario, se lo toma más como un sector de caja que como un sector productivo. En esa mirada de caja más que de producción se toman medidas equivocadas. Puede haber un mea culpa del sector: debemos integrarnos, más allá de la actividad comunitaria, a la actividad política en el sentido de dialogar y de trabajar con los gobiernos o de que la gente del sector agropecuario participe en política.
Más allá de eso, en un país donde más del 60% de la exportación e ingreso de divisas corresponde al sector agropecuario realmente deberían atenderse las cuestiones del campo de otra manera. No veo a Ecuador peleándose con los productores de bananas, ni a los árabes peleándose con los extractores del petróleo. Cada cual defiende las ventajas que tiene y nosotros, en vez de protegerlas, las atacamos.