Jorge Diez apostó todo a su propia fábrica de pellets de alfalfa en Beltrán. Vivió muchos años en General Villegas, pero su capacidad emprendedora lo llevó a la provincia de Santiago del Estero. Allí se especializa en la producción de pellets de alfalfa o “bombones para la hacienda”, como prefiere llamarlos el propio Jorge.
El portal «Bichos de Campo» se hace eco de la historia de emprendedurismo y superación del villeguense Jorge Diez, propietario de la fábrica “Pellets Don Diez”. Su producto tiene el objetivo de alargar la vida útil de la alfalfa y mantener su calidad, desde el verano hasta el momento de su consumo en invierno, cuando los precios de ese alimento para el ganado suelen dispararse por falta de oferta en fresco.
A continuación Actualidad comparte la nota de Bichos de Campo:
Como contratista especializado en forrajes, Jorge Diez –o el “Gallego” como le dicen sus amigos- siempre tuvo un pie en el mundo de los fierros, aunque no atribuye sus conocimientos únicamente a ese trabajo. En parte aprendió de su padre Ricardo Antonio, el “Don Diez” de Colonia La Belita, un paraje de General Villegas. Por otro lado afirma tener una chispa nata, que en varias oportunidades lo ha llevado a ser su propio fabricante de maquinaria.
Esa capacidad fierrera quizás sea una de las razones por las que decidió levantar una empresa propia que se encuentra equipada con algunos diseños de su autoría. Se trata de la fábrica “Pellets Don Diez”, ubicada en el kilómetro 714 de la Ruta, cerca de Beltrán, en Santiago del Estero. La planta está haciendo los últimos ensayos y lista para abrir. Se especializará en la producción de pellets de alfalfa o “bombones para la hacienda”, como prefiere llamarlos el propio Jorge.
“Siempre se hacen las cosas por necesidad creo, de ahí se arranca y se aprende”, afirmó Diez. La necesidad, en este caso, es la de alargar la vida útil de la alfalfa y mantener su calidad, desde el verano hasta el momento de su consumo en invierno, cuando los precios de ese alimento para el ganado suelen dispararse por falta de oferta en fresco.
“Es una buena manera de conservar el material. El inconveniente que tenemos en invierno es que tenemos baja cantidad de materia prima. En el verano podés almacenar. Lo que podemos hacer con los pellets es bajar el volumen y abaratar los fletes”, explicó el productor.
El proceso para fabricar estos bombones consiste en cortar la alfalfa en el campo, con un determinado porcentaje de humedad, e ingresarla en una molienda que la preparará para su posterior pelletizado, enfriado y compactado. Lo obtenido se almacena en silobolsas y funcionan como alternativa de los fardos tradicionales, que muchas veces se echan a perder antes de ser consumidos.
Los pellets son destinados principalmente a los feedlots, aunque también son demandados desde el sector porcino, el ovino e incluso el equino.
¿Por qué viniste a Santiago del Estero?
«Creo que es la mejor calidad de alfalfa que tenemos en Argentina. Es una zona ideal, los productores están sembrándola cada vez más. Acá hay feedlots muy grandes. Hay mucha demanda y apuntamos a ellos también».
Uno de los desafíos que el bonaerense reconoce es el de lograr que los pequeños productores de la región acepten sumar valor agregado a sus producciones y mecanizar la recolección, que en buena parte de los campos sigue siendo una tarea casi artesanal. Muchos productores todavía cosechan la alfalfa a caballo y hacen los pequeños fardos con malacate.
“Es un camino que hay que recorrer. De a poco la gente se va interiorizando y va conociendo más sobre el tema pellets. Como es tan bueno y tan accesible, mucha gente en épocas criticas quiere tener su materia prima guardada. Por ahí pasa un poco el asunto”, señaló el emprendedor.
Uno de los objetivos a corto plazo es formar convenios de trabajo con productores pequeños de la zona y realizar el picado de la alfalfa dentro de los campos, previo al ingreso de la fábrica. Eso permitiría obtener la materia prima con los porcentajes de floración y proteína justos para producir el mejor pellet posible. Además sería una alternativa para reducir los costos que muchos afrontan con el enfardado.
“Están los costos de la enfardada y el hilo. Todas esas cosas se las trasladaríamos al picado. El productor ahorraría en costos y nosotros sacaríamos una mejor ganancia. La idea es asociarse con productores para comprarles el material y alivianarles parte del trabajo, teniendo la misma rentabilidad”, sostuvo Diez.
-¿Y cuál es el plan de negocio? ¿La exportación o la venta local?
-El plan de negocio es vender donde se pueda y, si podemos, exportar. Hay potencial exportable, ahí apuntamos.