Programa número 31 de «GPS, villeguenses por el mundo» y una nueva historia de vida para conocer. Bajo la conducción de Esteban Mutuberría y en comunicación directa a Santiago de Chile, el protagonista es Franco Polucci, un viejo conocido para todos.
Franco, de 41 años, se encuentra desde 2019 en suelo trascandino por su pasión: el Pádel, que tantas alegrías y sastisfacciones le dio. Otro villeguense más del otro lado de la cordillera.
Primeros pasos
Egresado en el colegio «El Nacional» en 2000, se fue a vivir a San Luis, donde se mantuvo muy bien económicamente.
«Todo inició como un desafío. Para cambiar un poco los planetas me tomé una año sin goce de haberes en mi trabajo como profesor de Educación Física. Vivir en Chile nos cambió la vida para siempre», comentó.
Partida al exterior
Todo su proceso de emigración comenzó en 2018, cuando obtuvo grandes resultados en torneos de Pádel disputados en Chile. «El deporte recién estaba creciendo en Argentina, así que conocí varios clubes en este país y me contrataron para irme al año siguiente», contó.
«Tuve varias idas y vueltas. Me fuí en abril de 2019 a Viña del Mar, volví en el mismo año y regresé de nuevo el año pasado a Santiago», explicó.
En el trascurso, cerró contrato con una marca muy importante del mundo del Pádel, pero la pandemia imposibilitó su viaje. «Tuve que estar dos años trabajando en Argentina, dentro del deporte y como profesor de Educación Física», manifestó.
Una vez pasado el Covid-19, Franco pudo firmar su contrato y volvió a suelo trasandino para cumplir con la marca.
Proceso de adaptación
Franco mencionó que Chile lo recibió muy bien como país, pero que al principio le costó mucho adaptarse a las costumbres, la gastronomía y lo social.
«Fue aguantar un par de meses, hasta que me empezó a ir muy bien y se reconoció nuestro trabajo. Hoy tengo muchos amigos chilenos que se consideran familia», señaló.
A su vez, indicó que pudo asimilarse a Chile en gran parte a su familia: «Gracias a Dios, ellos estuvieron conmigo siempre y nos acostumbramos juntos». Además, contó que su esposa también es jugadora de Pádel, pese a sus inicios en el Vóley.
Su pasión por el Pádel
Franco comentó que cuenta con un «método» para entrenar a sus alumnos que le ha dado mucho resultados positivos. Contó además que, en su perspectiva, el deporte se ha hecho muy físico, aunque desde lo personal destaca mucho más la técnica.
«Juego al Pádel desde los 7 años y por suerte me ha hecho conocer lugares hermosos. Ahora espero ir a Paraguay, donde se va a disputar el próximo Mundial. Me quedé con la espina de representar a Argentina en Las Vegas, hace un tiempo», agregó.
Como próximo objetivo, no descarta llevar la bandera de Chile en algún campeonato, ya sea como palista o como coach.
Planes para el futuro
Franco anticipó que tiene en mente varios proyectos de cara a lo que se viene en los próximos meses, todos referidos al Pádel.
Por el momento tiene pensado mantenerse en Chile, aunque sueña en algún momento terminar su carrera de palista en España, uno de los países más promotores del deporte y lugar donde tiene descendencia Franco.
No obstante, tampoco descarta la posibilidad de regresar a Argentina, con San Luis en mente, donde tiene una casa. «Todo se verá en su momento», manifestó. También dijo que «Villegas siempre ‘tira’, porque tiene algo especial».
¿Qué es lo que más se extraña de General Villegas y Argentina?
Obviamente, lo que más extraña Franco de sus tierras es la familia y los seres queridos, tras varios meses a la distancia.
Reconoció que nuestra gastronomía es lo que más echa de menos. «Extraño mucho el asado», dijo. También que extraña mucho las juntadas de mate, algo que siguen tomando como pueden.
Por otra parte, nombró al cielo villeguense. «Acá se ve mucho humo, casi nunca el cielo está celeste. Quiera o no, eso se extraña mucho», manifestó, aunque comentó que el contraste de los paisajes en Chile es muy bonito.
¿Existe rivalidad entre Chile y Argentina?
«Nosotros ya habíamos venido con esa idea o prejuicio de la rivalidad, pero la verdad es que hoy no lo siento así. Es como en todos lados, hay gente buena y mala, eso depende de con quién se relacione uno», manifestó.
Sin embargo, detalló que la sociedad no es la misma y hay diferentes cuestiones a las cuales se tuvo que acostumbrar. «Por ejemplo, son distintos en la manera de atender un negocio o en las formas de pago. Es caro vivir en Chile, hay mucha diferencia entre las clases sociales».
Respecto a la visión que tienen los chilenos de los argentinos, opinó: «Es un tema complicado, porque existen prejuicios de ambas partes. Todo depende de la zona en la que estés, quizás al porteño lo tienen peor catalogado».
Así se fue una nueva historia villeguense en otra cultura, en otras tierras, en otro suelo, esforzándose y peleando por sus ambiciones.
Franco convirtió sus sueños en realidad y encontró la felicidad, aunque del otro lado de Los Andes, tan lejos y tan cerca a la vez de su punto de origen. Porque de eso se trata la vida, jugando afuera, pero con el sueño de algún día volver.