“Herencia Viajera”, el ciclo que cada semana propone descubrir destinos y experiencias de la mano de Romina Domínguez, volvió a desplegar su magia. Esta vez, con el foco puesto en el sur argentino. El Calafate y El Chaltén fueron los protagonistas de un viaje imaginario que dejó postales de hielo, montaña, historia y leyenda.
“Hoy nos vamos a la Patagonia Argentina”, anunció Romina al aire, dejando atrás las postales balcánicas de la semana anterior. Y aunque reconoció que no se puede abarcar toda la región en una sola entrega, eligió dos destinos icónicos: El Calafate y El Chaltén. Ambos, con su impronta única y una energía especial que, según explicó, conectan al viajero con la naturaleza, la historia y lo ancestral.
Calafate fue el punto de partida. Ubicada a casi 2.500 kilómetros de General Villegas, es una ciudad que ha crecido en torno al turismo, impulsada no solo por su cercanía con el Glaciar Perito Moreno, sino también por decisiones políticas que apuntalaron su desarrollo. “Fue una ciudad de paso que se convirtió en destino mundial”, explicó Romina, y recordó cómo el impulso que recibió en los últimos 20 años convirtió a la ciudad santacruceña en un centro turístico de alto nivel.
La leyenda del fruto azul
El Glaciar Perito Moreno, con su majestuosidad intacta, es sin dudas la estrella de Calafate. Pero Romina se detuvo en una anécdota que pinta de cuerpo entero el magnetismo del lugar: “El nombre de Calafate proviene de un fruto de color azulado. La leyenda dice que quien lo prueba, siempre quiere volver”. Y no es difícil creerlo. Basta con estar frente al glaciar, escuchar el estruendo de un desprendimiento o sentir el viento helado en el rostro para comprender por qué.
Además, Romina compartió un dato que leyó recientemente en National Geographic: el Perito Moreno es uno de los pocos glaciares del mundo que aún no está en retroceso, en medio de un contexto global marcado por el cambio climático. “Eso lo hace aún más especial”, dijo, e invitó a los oyentes a visitar Glaciarium, el centro de interpretación que ayuda a entender los procesos internos de los glaciares.
El otro lado del viaje
Desde Calafate, la propuesta de “Herencia Viajera” continúa hacia El Chaltén, un pequeño pueblo de montaña con una historia particular. Fundado en 1985 como estrategia del Estado argentino ante un conflicto limítrofe con Chile, El Chaltén es el pueblo más joven del país. Rodeado de montañas, se ha convertido en la capital nacional del trekking.
“Allí se siente una conexión profunda con la tierra y lo natural”, señaló Romina. Y recordó que su nombre originario proviene del pueblo mapuche: Chaltén significa “montaña humeante”, en referencia a la imagen que el cerro Fitz Roy ofrece casi siempre envuelto en nubes.
El itinerario propuesto incluye cuatro días en Calafate y unos tres en El Chaltén, donde los visitantes pueden acceder a senderos de diversa dificultad como Laguna Capri o Laguna de los Tres Cerros. “No hay que ser atleta para recorrerlos”, aclaró Romina, destacando que el entorno invita a caminar, respirar aire puro y dejarse llevar por la mística del lugar.
Conocer lo nuestro
Durante la charla Romina insistió en la necesidad de “hacer patria adentro”. “A veces estamos tan pendientes de lo de afuera que no valoramos lo que tenemos. Argentina es inmensa y ofrece una diversidad que no siempre reconocemos”. Como ejemplo, recordó la historia de una joven irlandesa que visitó su casa y no podía creer las distancias internas del país: “Para hacer 2.500 kilómetros, en Europa cruzás tres países”, señaló entre risas.
Experiencia integral
El paquete que ofrece Herencia Viajera para estas vacaciones de invierno contempla traslados, excursiones, guías especializados y la logística necesaria para quienes no saben por dónde empezar. “La idea es que la gente llegue y disfrute. El sur argentino tiene muchísimo para dar”, aseguró.
Y como no podía faltar, hubo un párrafo para la gastronomía. “Imperdible el cordero patagónico”, dijo Romina. Y sumó la trucha y el salmón como sabores que completan la experiencia sensorial del viaje.
Herencia Viajera no solo es un nombre. Es una invitación a descubrir, redescubrir y valorar el patrimonio natural y cultural de nuestro país. En esta entrega, la Patagonia fue más que un destino: fue un recordatorio de que a veces no hace falta cruzar el océano para vivir algo extraordinario. Solo hay que mirar al sur.
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