En su Goyo el Memorioso de cada semana, en FM Actualidad, Román Alustiza recordó a Renée Bagger, una mujer que dejó una huella imborrable en la vida educativa y social de General Villegas. Se definía a sí misma como “La Petisa del 29”, por su año de nacimiento. Pero su historia comenzó un poco antes, con su padre, Christian Ulrich Aneus Bagger, quien llegó desde Copenhague, Dinamarca, tras embarcarse en Inglaterra. Se asentó en Tandil, donde había comunidades danesas, y más tarde llegó a Villegas.
Christian fue tenedor de libros, una especie de contador rural, que trabajó con varias estancias, entre ellas la de Emerson. Se casó con Modesta Eulalia Costas y tuvieron cuatro hijos: Betty, Ana, Otto y Renée, la menor. Renée nació circunstancialmente en Buenos Aires, pero toda su vida transcurrió en Villegas.
Una docente inolvidable
Se recibió en 1951 y ejerció como maestra en varias escuelas del distrito. Especialmente se la recuerda en la Escuela Nº 3, donde daba sexto grado. En aquella época, el ciclo primario se organizaba de primero inferior a sexto, y Renée se encargaba de despedir a cada promoción con palabras sentidas, lágrimas compartidas y una conexión emocional con sus alumnos que se repetía año tras año.
En 1967 ingresó al Instituto María Inmaculada, institución con la que mantuvo un vínculo profundo y duradero. Ocupó diversos cargos, entre ellos secretaria de nivel primario, y en 2005, con 76 años, fue nombrada representante legal del colegio, lo que habla de su vitalidad, compromiso y vocación de servicio.

Un homenaje que emociona
Una de las muestras más sentidas de afecto y reconocimiento llegó cuando el Instituto María Inmaculada decidió imponer su nombre a la sala de audio del colegio. La iniciativa partió del Padre Juan Carlos Maturana, con quien Renée compartía una hermosa relación. Se querían mucho y se respetaban profundamente. Ese gesto simbolizó no solo su legado pedagógico, sino también el lazo humano que supo construir con quienes compartieron su camino.
Renée fue mucho más que una docente. Fue una persona respetada, querida, admirada, con una voz firme y a la vez amorosa. En 2013, recibió el Premio Consudec -un organismo oficial de la Iglesia de carácter nacional que representa a la educación católica argentina organizada en Juntas Diocesanas- al Divino Maestro, una distinción otorgada por el Consejo de Educación Católica y propuesta por el obispo Martín de Elizalde.
La estatuilla que recibió sigue el tipo iconográfico de Jesucristo como «Maestro de Verdad» derivado de las estatuas del período grecorromano y fue elaborada artesanalmente por monjas de clausura en un monasterio de Merlo, San Luis.
La emoción con la que vivió ese reconocimiento fue genuina: sintió que su entrega había valido la pena. Y así lo entendieron también sus alumnos, sus colegas y toda la comunidad.
La tía de Miguel del Sel
Aunque no tuvo hijos, Renée tuvo ocho sobrinos a quienes amó con intensidad. Entre ellos, uno muy famoso: Miguel del Sel, integrante del grupo Midachi. Desde pequeño visitaba Villegas, iba a las piletas de Atlético y del Balneario Municipal, pescaba en el parque, y cada vez que podía, regresaba a ver a su querida tía.
En uno de sus almuerzos televisivos con Mirtha Legrand, coincidió con el cumpleaños de Renée. No solo la saludó en vivo, sino que logró que la propia Mirtha también le enviara su afecto. “Chocha de la vida”, así quedó la Petisa del 29 ese día.
La historia familiar también incluye momentos difíciles. Uno de sus sobrinos, Mario Bagger, fue desaparecido durante la última dictadura militar. Años más tarde, sus restos fueron identificados y recibió sepultura cristiana. Fue un golpe duro para la familia, que René sobrellevó con dolor y dignidad. Otro de sus sobrinos, Christian “Canario” Bagger, es abogado y reside en Bahía Blanca.

La esquina del IMI
Muchos villeguenses la recuerdan en la puerta del Instituto María Inmaculada, escaleras arriba, saludando y acompañando a los chicos en la entrada o salida. Esa imagen quedó grabada en la memoria colectiva de la ciudad. Román evocó también la amistad entre Renée y su padre, a través de Juan Carlos Punt, su esposo, un hombre bueno, reconocido por su casa de deportes ubicada en calle Moreno, frente al Banco Provincia, en sociedad con Pancho Medina, exjugador destacado de Atlético.
Una vida plena
Renée falleció poco antes de cumplir 90 años. A los 85 había celebrado una gran fiesta con amigos y familiares. Su salud se deterioró en los últimos tiempos, pero nunca perdió la energía ni la calidez que la caracterizaban.
También fue reconocida por el Concejo Deliberante de General Villegas, en otra muestra del cariño y respeto que cosechó durante toda su vida.
Como cada jueves, con “Goyo, el Memorioso”, Román Alustiza nos muestra que la historia de Villegas no está escrita del todo. Por eso se encarga de abrir las ventanas del recuerdo para que entre la luz de quienes forjaron, con humildad y pasión, la identidad de un pueblo.
