“A naides tengas envidia, es muy triste el envidiar.
Cuando veas a otro ganar a estorbarlo no te metás.
Cada lechón en su teta es el modo de mamar”.
Y es así, como rezan los versos del Martín Fierro de José Hernández. Pero a estos chanchitos nadie les aclaró que la teta correcta es la de mamá chancha, que por un rato obtuvo un respiro.
Nadie se explica en el campo El Rincón, en el partido de Carlos Tejedor, el porqué del tierno gesto.
«Es una vaca de tambo, muy mansita. Estaba echada, descansando, y de repente vinieron los chanchitos y empezaron a mamar. Eran muchos, pero cuando saqué la foto algunos ya se habían retirado. Ella los dejó hacer», contaron al respecto.